Marisol nació Juan hace 63 años y aprendió a pincharse silicona líquida hace más de 30. Se inyectaba en las nalgas, los pechos, las caderas y la cara para conseguir la redondez del cuerpo de mujer que tanto ansiaba. Como otros muchos transexuales de antes, trabajaba como prostituta en las calles de Barcelona. Marisol no tardó en pinchar a sus amigas y, con los años, pasó de inyectarles silicona gratis a dejar las calles para sobrevivir con los 250 euros que cobraba por sesión a las mujeres que acudían hasta su casa. El viernes pasado, Marisol fue detenida y el sábado un juez de guardia decretó su ingreso en prisión acusada de los delitos de intrusismo y contra la salud pública.

Un médico del País Vasco comunicó hace varias semanas a la Consejería catalana de Salud que había operado de urgencia a una joven con una terrible infección tras haberse sometido a varias inyecciones de silicona líquida en un piso de Barcelona. La Generalitat trasladó la denuncia a los Mossos d´Esquadra. Los investigadores solo disponían del teléfono móvil que les proporcio- nó la joven vasca, que no recordaba el domicilio al que acudió. Al final, la localizaron el viernes en su piso destartalado. La detuvieron cuando estaba a punto de inyectar silicona de nuevo, esta vez a una joven de Madrid.

Marisol vive en un piso con su loro, dos gatos y tres perros. Y en medio de todos ellos, en cajones, cajas de madera y en la cocina, guardaba sin ningún tipo de medida higiénica las jeringuillas, las botellas de tres cuartos de litro de silicona líquida y los frascos con anestesia local que utilizaba para pinchar. No tiene título alguno ni registro de pacientes. Cuando la detuvieron, tampoco supo decir, entre sollozos, a cuántas mujeres ha inyectado silicona en todos estos años. Eso sí, como anoche comentaba otra mujer que la conocía de toda la vida, "las que iban a casa de Marisol sabían perfectamente dónde se metían y lo que ella hacía".

ANTECEDENTES POLICIALES Hace unos años ya fue detenida. Tuvo que pagar una sanción y cumplir un arresto domiciliario de varias semanas en su casa. Pero volvió a pinchar. "Las inyecciones de silicona eran su única fuente de ingresos. A muchas ni las cobraba, la pobre, y las que venían de fuera dormían en su casa", relató una amiga.

Marisol inyectaba silicona líquida de uso alimentario que no se compra en las tiendas. Y utilizaba anestesias y material médico y veterinario que tampoco están al acceso de cualquiera. Los investigadores pretenden llegar a los que suministraban el material a la mujer.