El duelo está servido. Las encuestas de Eurovisión siguen colgando a Rusia la medalla de oro, y a España, la de plata. Y cualquier convocatoria de sus representantes va seguida de revuelo. Sin embargo, ni las componentes del dúo t.A.T.u. ni Beth quieren jugar a las quinielas. "No hemos visto la actuación de la española y es una tontería decir quién quedará primero", aseguró ayer la pelirroja Elena Katina. La intérprete de Dime, por su parte, tampoco quiso tomarse en serio los vaticinios y negó sentirse presionada: "Todo eso es hablar por hablar. La expectación la tiene quien se la quiera crear".

Beth paseó ayer por el centro de Riga (Letonia) y atendió a la prensa con profesionalidad. "Ahora ponte al lado de este puesto de matrioskas ", le pidieron los fotógrafos. Y ahí se plantificó. El dependiente le regaló un pin de Lenin que se colocó en la solapa, y a otra cosa mariposa: aquí un posado mirando joyas de ámbar --no compró nada porque el día anterior se fue con un anillo--, allá sonriendo junto a unos eurofans con banderas y pancartas...

La primera anécdota del encuentro fue la coincidencia con la otra participante española, Verónica (que defiende a Bélgica), con la que también posó. Y la segunda llegó cuando se puso a bailar Dime en la plaza Laukums (frente a la catedral): sus gafas cayeron al suelo y Beth las recogió sin perder el compás. Nada parece desestabilizarla. Es más, insiste en que está "muy tranquila".

"¿Crees que actuar aquí modificará tus metas?", le preguntaron. "Qué va", fue su escueta respuesta. "¿Por qué estás a la defensiva con la prensa?", le llegaron a plantear. "No creo estarlo", aseguró.

La expectación por ver el ensayo de t.A.T.u. (acrónimo de una expresión rusa que podría traducirse por ella quiere a ella) fue tremenda. Como tremendo fue su cambio de actitud. La provocación quedó atrás: "Es un placer participar en Eurovisión y, como veis, aceptamos las normas, las respetamos. Todo saldrá perfecto". En las pruebas en el Skonto Hall se empezó a vislumbrar cómo será su actuación: una puesta en escena efectista, con un juego de luces tan marchoso como su canción.

Julia y Elena se dignaron a enseñar cómo se moverán el sábado. No bailarán, pero caminarán por un escenario que aprovecharán bien. Y hasta se arrodillarán sobre una pasarela, frente a frente. El misterio está justo en este punto, ya que dieron a entender que el ambiente se podía caldear ahí. La realización, por si acaso, ensayó también un plano alternativo por si la censura lo exige.