Blanca Suárez está viviendo un verano de lo más intenso. La actriz, de 30 años, acaba de disfrutar de unos días de relax junto a su novio, Mario Casas, en Atenas, en una escapada romántica para certificar su amor entre templos, columnas y mucha historia.Después del tour griego, la musa de Woman’s Secret ha regresado con las pilas cargadas para iniciar el rodaje de una nueva película, mientras vuelve a acaparar la atención con el reciente estreno internacional de la cuarta temporada de Las chicas del cable, la serie de época (y feminista) que protagoniza en Netflix junto a Maggie Civantos, Nadia de Santiago, Ana Fernández y Ana Polvorosa.

«Esta es una temporada de quitarse caretas y termina de forma muy bestia», resume la actriz sobre los nuevos episodios de la ficción, ambientada ahora en 1931, en los albores de la Segunda República, y que presenta a su personaje, Lidia, escalando posiciones en la compañía telefónica. «Se reincorpora al trabajo con muchísimas ganas y la necesidad anímica de reconstruirse más en ese sentido después de la anterior temporada, que emocionalmente fue un desastre para ella», rememora Suárez. «Así que ahora tiene la ambición de crecer profesionalmente, pero tampoco será muy bien vista y aceptada por sus compañeros masculinos», asevera.

La lucha por los derechos de la mujer ha sido, de hecho, una de las tramas recurrentes de la serie desde sus inicios, algo que valoran la intérprete y su compañera de reparto Ángela Cremonte. «La historia de las mujeres siempre ha estado muy silenciada y viene bien que se recuerde porque aunque se ha avanzado mucho, todavía queda por hacer. Y no es algo excluyente de los hombres porque también ha habido muchos que las ayudaron y que nos ayudan», destaca.

BODA FRUSTRADA / Con unos nuevos episodios con toques de thriller, en los que las protagonistas intentarán demostrar la inocencia de Carlota (Ana Fernández) en el asesinato de su rival político para librarla de la pena de muerte, la serie vuelve a dar mucho peso a los enredos sentimentales de las amigas. «Tocamos el tema de la boda frustrada con Carlos [Martín Rivas]», adelanta Suárez. «Lidia va a tomar decisiones clave a nivel sentimental y que ahora, obviamente, son muchísimo más importantes que antes porque ya tiene una familia», explica.

La actriz saca pecho a la hora de recordar que Las chicas del cable fue la primera ficción española de Netflix, a la que han seguido otros éxitos como Élite y La casa de papel. Como el resto de sus compañeras, Suárez ha notado la repercusión que tiene estrenar una serie Netflix y el escaparate internacional que representa para cualquier actor. Sobre todo, en Latinoamérica, aunque también les llegan mensajes de gente que está aprendiendo castellano gracias al grupo de telefonistas. Y la cosa no va a parar, porque ya han rodado una quinta temporada.

Entre entrega y entrega de Las chicas del cable, ahora está inmersa en otra grabación, la de la película El verano que vivimos, un drama romántico ambientado en los años 90 y basado en hechos reales en el que comparte cartel con Javier Rey y Carlos Cuevas, donde interpreta a una estudiante de periodismo en prácticas. Algo similar que lo que le está ocurriendo a ella, cuyo verano del 2019 está siendo la perfecta combinación de trabajo, viajes y amor.