Cuatro ofrece esta noche (23.05) el reportaje ¡Papi, cómprame un kalashnikov...! , un trabajo de Jon Sistiaga sobre el negocio de las armas en Kentucky, el corazón de EEUU, donde en Navidad los padres regalan a sus hijos armas de fuego.

"Aquí no necesitamos psiquiatras ni divanes. Aquí tenemos armas automáticas. Eso sí es una buena terapia", dice en el reportaje uno de los organizadores del Festival de la Metralleta de Knob Creek, un lugar en el que críos de 4 años disparan con las armas automáticas de sus padres y se familiarizan desde muy pequeños con el olor a pólvora.

"Los niños tienen que empezar muy jóvenes a disparar", afirman padres que se sienten orgullosos de que sus retoños manejen con soltura revólveres o subfusiles. Algunos de ellos, incluso, pidieron a Santa Claus la última versión del Kalashnikov o un manual de instrucciones de cómo hacer bombas caseras.

"Las armas no matan, matan las personas. También se puede matar con un martillo", repiten algunos de los asistentes al festival, para los que no parece relevante que todos los años mueran en EEUU unas 11.000 personas por arma de fuego.