Se ha estrenado otro programa a base de cámara oculta. Se llama La noche de los tramposos (A-3 TV). Si no fuera por las piernas de Inma del Moral, no merecería un segundo. Pero tiene posibilidades el asunto.

Una de las historietas del viernes consistió en introducir a un ingenuo en una secta: la secta de La Cucaracha. Salía el Gran Maestre Cucal y hacía sortilegios sobre escarabajos vivos. Y al final aparecía un sátiro depredador, un asesino de insectos, un señor que se puso a fumigar con un espray de DDT a todo quisque, y sembró un terror muy profundo. O sea, una película de Disney.

Si no recuerdo mal era también en A-3 TV donde hacían aquel programa tan valeroso, tan arriesgado --también con cámara oculta-- llamado Al descubierto . Aquello fue durísimo. Llegaron a descubrir que Paco Porras, el vidente de las hortalizas, era un bluf. O sea, que mirando un plátano, o una sandía, resulta que no veía el futuro. Es natural que después de aquellos atrevidos ejercicios la cadena se haya animado y se haya puesto a investigar escarabajos, que también son bestias temibles. Apoyo el giro. Rebuscando en el mundo de la cucaracha quizá den un día con la variedad Cucandis Gescartera --por poner una de las últimas familias coleópteras descubiertas por los científicos-- y le pongan una cámara oculta a Antonio Camacho, el genio inventor de aquella estafa tan magnífica. Lo tienen fácil: está a punto de salir del trullo.

Otro insecto investigable es ese que atiende por Cuquirrín Villalonga, especie que llegó a frecuentar la cocina de La Moncloa y que cuando le pusieron al frente de la Telefónica pegó unos pelotazos de considerable volumetría. Y ya sabemos que la pelota de basura es el arte que distingue a la cucaracha de otros insectos afines: escarbando en la basura consigue realizar con sus patas unas fenomenales pelotillas de porquería. En fin, animo desde aquí a los genios de La noche de los tramposos . Sobra materia prima.