Entre las peculiaridades de la sociedad estadounidense --tan amante ella de la imagen--, destaca sobremanera la pasión que levantan los concursos de belleza para niñas de 5 a 10 años. Este exacerbado entusiasmo por hacer de unas crías muñecas de porcelana suele llegar a extremos patéticos y, también, dramáticos. Un ejemplo de este peligro quedó plasmado en el caso de JonBenet, una niña que, con 6 años, ya era una estrella como cotizadísima reina de la belleza. Incluso daba con soltura expertos consejos de maquillaje y moda. En diciembre de 1996, esta angelical barbie apareció estrangulada, con las muñecas atadas e indicios de abusos sexuales: 13 años después sigue sin estar claro quién fue el asesino pederasta.

Pero la pasión por camuflar a una niña bajo kilos de maquillaje, rímel y tirabuzones (y con un halo de sensualidad aberrante) es muy fuerte en la sociedad de Estados Unidos, por lo que siguen proliferando los concursos de mini-misses . Y la última adquisición a esta pasión antinatura ha llegado, cómo no, a través de la tele: la cadena WeTV ha estrenado Little Miss Perfect , un reality show en la línea Operación triunfo , pero con otro fin más elevado : buscar a la cría más guapa. Y para llegar a la ansiada meta de ser la más bella hay que sufrir como toda una profesional: así, estas niñas --dirigidas por sus padres, no lo olvidemos-- se someten a horas de maquillaje, duras lecciones de cómo posar, de cómo desfilar con garbo sobre unos tacones manolos , de seducir con la mirada y el cuerpo... Y todo ello, para ser mejor que otra niña y evitar el trauma de ser eliminada por votación popular.

Hasta el momento, el show ha ofrecido eliminaciones previas face to face de parejas de niñas de 8 y 9 años, e incluso de ¡5 y 6 años! Ver la cara de una cría de 5 años cuando le dicen que ha sido eliminada es terrible. Pero da más miedo la de sus queridos papaítos.

Por suerte, también hay personas con un equilibrio moral e intelectual en Estados Unidos que han criticado este peculiar concurso y a los progenitores, a los que acusan de sufrir "narcisismo tóxico" por ser capaces de someter a tal tortura psicológica y física a sus hijas.

Aquí, la masa se pirra por la crónica negra, la rosa y los romances toreros (con cuernos), y no por este tipo de concursos de belleza. Pero si algún iluminado decidiera traer Little Miss Perfect a España, ¿funcionaría? Claro que, quizá, la primera reflexión podría ser si se debería permitir su emisión.