La baja audiencia de la serie Lex ha llevado a Antena 3 TV a dar por finiquitada esta producción de Globomedia, en la que el gran José María Pou --que la semana pasada charló con este diario-- encarna a Jaime Marall, propietario del bufete y padre de uno de los personajes de la serie. Ayer se emitió el último episodio.

--Lex finaliza, pero su personaje acababa de empezar...

--Pues sí. La productora me lo acaba de comunicar. Y es una lástima, porque mi personaje tenía un desarrollo más largo. Los guionistas estaban trabajando en él, pero los bajos índices de audiencia han llevado a la cadena a tomar esta decisión.

--¿Es la soberanía o la dictadura de las audiencias?

--No me termino de creer eso de que la audiencia sea soberana. Si la cadena quiere, mantiene una serie. Globomedia, la productora, cuida mucho sus series, las mantiene e invierte en ellas. Hicieron, incluso, la operación de contratar a Paz Vega con la idea de que su personaje tirara de la audiencia hacia arriba, pero parece que no ha dado resultado. Me molesta mucho que todo dependa de las audiencias...

--¿Quizá la serie tenía menos interés de lo esperado?--En absoluto. Creo que es una de las series con mejores diálogos, situaciones y actores que hay en pantalla en la actualidad. Pero parece que exista una ley no escrita por la que las series de abogados no triunfan.--Excepto Anillos de oro...--Tiene razón. Tuvo un éxito enorme. Recuerdo un episodio, maravilloso, en el que trabajé con Ana Marzoa. Pero era otra época: había la primera cadena de TVE y el UHF. Aquí y ahora, en este país solo funcionan las series de médicos y policías.

--Excepto

--¿Prepara alguna cosa ahora?--En tele no tengo nada previsto. Ahora mi prioridad es el teatro. Seguir dirigiendo y actuando en Los chicos de historia, en el Teatro Goya de Barcelona, del cual también soy su director artístico.

Los chicos de historia,

--¿Por qué les gusta tanto el teatro a los actores?--Es que en mi concepción de lo que es ser actor, el teatro es el único de los tres medios en que el intérprete es absolutamente responsable de su trabajo. Yo salgo al escenario cada día y aún cuando estoy sujeto a un texto y manteniéndome fiel a un esquema, yo puedo ir creciendo cada día con el personaje y experimentando cosas distintas. Es un trabajo de creación diaria, en el que puedo ir mejorando. Y lo que haces le llega directamente al público, sin intermediarios.

--Pero el cine y la televisión le dan más popularidad...--En el teatro soy dueño de mi trabajo y mando sobre mi trabajo, pero en el cine o la tele, no. No soy responsable de lo que llega al espectador, porque se hacen cinco tomas y, a lo mejor, la que más me gusta a mí no es la que el director prefiere luego en la sala de montaje. Y la popularidad nunca la he entendido como finalidad. Me interesa el respeto y la credibilidad, que la gente me identifique como un actor que hace buen teatro, o cine o tele, y no el hecho de tener 20 personas detrás pidiendo un autógrafo.

--Usted no para nunca..., ¿no hace vacaciones?--Al contrario. Me voy un par de días a Londres, pero para buscar nuevas obras para el Teatro Goya. Además, en estas fechas, los actores hacemos dos sesiones en lugar de una, para aprovechar que en vacaciones la gente va más al teatro. Ya ve: en Navidad trabajamos el doble.