A veces, las comparaciones no solo no son odiosas, sino que suponen la mejor tarjeta de presentación. The Witcher y Juegos de Tronos comparten similares mundos de fantasía donde la magia, las emociones y la lucha por el poder tienen mucho protagonismo, así que tiene sentido que las comparen. Para nosotras es un honor que nos relacionen con un título que ha hecho historia, afirmaba orgullosa la actriz británica Anya Chalotra hace unos días en Madrid, donde viajó junto a su paisana y colega Freya Allan para promocionar la serie de Netflix que aspira a captar al público que quedó huérfano tras la finalización del largo serial de HBO.

Aunque sus historias son muy diferentes, hay razones para jugar al juego de los parentescos. The Witcher transcurre en un entorno de ambientación medievalesca donde abundan los monstruos, los conjuros y las batallas retratadas con crudeza. También hay reinos que conquistar, traiciones políticas, una princesa con poderes sobrenaturales la adolescente Ciri, a quien da vida Allan- y brujos como la joven Yennefer personaje interpretado por Chalotra- o Geralt de Rivia, el atractivo hechicero que protagoniza y da título a la serie, y al que pone rostro, porte y manejo de la espada el actor Henry Cavill (el último Superman).

Henry Cavill, en una escena de la serie.

Al igual que Juego de Tronos, The Witcher aporta el pedigrí de un éxito editorial de escala internacional que, en su caso, también tuvo su versión en videojuego. Los nueve volúmenes de la homónima saga escrita por el polaco Andrzej Sapkowski captaron la fascinación de los amantes de la literatura fantástica para adultos en los años 90. El guion de la serie se mantiene fiel a este relato y su protagonista toma prestadas la coleta blanca y las facciones pronunciadas que mostraba en el juego que editó en 2007 la firma de contenidos digitales CD Projekt Red.

Cazador de monstruos

Como si de un cazarrecompensas quijotesco y medieval se tratase, De Rivia viaja por Continente -el equivalente al Poniente de Juego de Tronos-, dedicado a captuar monstruos y deshacer entuertos. Su encuentro con la joven hechicera y la púber princesa cambiará para siempre su destino, palabra ésta que está muy presente en la serie. The Witcher invita a reflexionar sobre qué parte del destino de las personas está marcado y cuánto de él se puede cambiar con las decisiones que tomamos, adelanta Allan, de 18 años de edad.

El lanzamiento de la serie, que ha venido precedido de una potente campaña de publicidad, huele a gran apuesta de la temporada de Netflix. Por el tamaño de la producción, los medios empleados y el cuidado puesto en todos los detalles, sentimos que estamos ante una serie especial que será recordada, afirma Chalotra, quien pasó varios meses entrenándose con un luchador profesional para afinar la coreografía de saltos y dagas que muestra en las escenas de lucha.

Los ocho capítulos que forman la primera temporada los rodaron en distintos escenarios de Centroeuropa e Islas Canarias y la plataforma ya ha anunciado la producción de la segunda tanda. Al final, este tipo de historias enganchan porque consiguen que te evadas de la realidad. 'Juego de Tronos' lo consiguió. Esperamos tomar nosotras ahora el relevo, suspira Allan.