España selló el sábado uno de sus más tristes papeles en el Festival de Eurovisión: el peor desde que en 1999 Lidia acabó última en el certamen con No quiero escuchar . Son de Sol se clasificó 21 de un total de 24 participantes. Tras ella, quedaron Francia, Reino Unido y Alemania, que, además de España, son los principales contribuyentes al certamen (y, por tanto, estarán en la final del 2006 sin pasar por la semifinal). Curiosamente, estos países junto a Italia, son los mayores exportadores de estrellas musicales de Europa. Claro que esto tampoco es una garantía para triunfar.

En los últimos años, los vencedores de Eurovisión han sido artistas consagrados. Pero los cuatro grandes ya no apuestan por este modelo. Ramon Sostres, de Barna Records (la discográfica de Son de Sol), asegura que, dado el complot que hay entre los países del Este, "llevar a un famoso es arriesgar a que quede mal clasificado, y perjudique su carrera".

Otro detalle. El voto entre vecinos funciona. Los exyugoslavos y los escandinavos se ayudan entre sí. En Kiev, los votos para España procedieron de Francia, Andorra y Portugal. También hay que tener en cuenta a las comunidades de inmigrantes. En esta edición, los rumanos que viven en España hicieron que TVE diera 12 puntos a su país. Los ucranianos de Portugal votaron en masa por los anfitriones, lo que supuso siete votos. Los turcos de Alemania arrancaron 10 votos. Grecia y Chipre se otorgaron 12 puntos cada uno.

POPULARIDAD

Otra singularidad es que los nuevos estados y los pequeños países ven en Eurovisión una oportunidad para darse a conocer, por lo que vuelcan sus esfuerzos en triunfar en este certamen. Estonia, Letonia y Ucrania son los máximos exponentes.

Una buena canción es importante, pero una puesta en escena espectacular también ayuda. En Kiev las hubo de todo tipo: una abuela que tocaba el tambor (Moldavia), unos bidones industriales que servían de instrumentos musicales (Rumanía) y una pastorcilla de los Alpes (Austria). Y quién no recuerda a unas azafatas de vuelo travestidas, que en el 2002 integraban el grupo Sestre de Eslovenia, y a Alf Poier, el excéntrico austriaco que en el 2003 apareció rodeado de animalillos de cartón-piedra.

Por último, cantar en inglés da puntos. Desde que en 1999 se dio libertad en el idioma, siempre ha ganado una canción en inglés. Aunque no siempre es garantía de éxito: Bélgica quedó segunda en el 2003 con una lengua inventada. Otra estrategia que ha empezado a funcionar es la de alquilar artistas extranjeros y, así, los votos de su país.

Un total de 4.712.000 espectadores (35,5% de share ) vieron el festival en TVE-1. Y pese a ser dos millones de espectadores menos que en el 2004, fue el programa más visto del día.