Noticia preocupante: el sábado, en Cine de barrio (TVE-1), Parada no merendó ni nada. Es francamente raro. Las meriendas de Parada han sido siempre fantásticas. Recuerdo haberle visto merendar cigalas y nécoras en los amargos días del Prestige . Una mariscada soberbia. Una ayudita, seguramente, para aquel pintoresco conselleiro de Fraga que decía que no pasaba nada, y que en el marisco gallego no había ni rastro de chapapote. Recuerdo también una merienda a base de pulpo, o sea, una pulpada a media tarde, que hasta el pulpo cantaba al piano. Eran los tiempos del pianista Sebastián. En sus sabatinas cinematográficas Parada ha merendado de todo: torrijas, jamón de Jabugo, café con leche y pastas, queso, pasteles de cumpleaños varios, y creo que un día hasta se zampó unos pimientos de Padrón. O sea, un ir tragando y marchando. La ausencia, el sábado, de la habitual merendola podría deberse, quizá, a un punto de vergüenza o sensatez: un evitar salir comiendo a dos carrillos la tarde en que tan trágicas noticias nos llegaban de Irak. Pero podría ser también el fruto de una rabieta, un enfado de Parada que le ha quitado el apetito, porque hace unos días, en Aquí hay tomate (Tele 5), desvelaron la factura que pasa Cine de barrio a TVE: 14 millones de pesetas cada sábado (al cambio, 84.000 euros). Hombre, cabe advertir que con este presupuesto se podría montar, cada sábado, un restaurante. Debería TVE corroborar la veracidad de este dato. La transparencia de las TV públicas, acerca de cómo gastan nuestros cuartos, debería ser obligada. Hace unos días Pedrito Ruiz --quizá espoleado porque mi hermano gemelo inserta cada semana, en la BTV, lo que cuesta su programa-- advirtió a los medios de comunicación que por su salón La noche abierta (La 2) TVE le paga la cantidad de 5,6 millones de pesetas más IVA (al cambio, 39.000 eurosesta cifra es el total: 5,6 millones más el IVA). Hombre, por lo menos ya sabemos lo que cuesta un masaje.