Una de las medidas que han permitido a las familias hipotecadas hacer frente a sus cuotas en plena crisis ha sido el alargamiento de los plazos de amortización del crédito, una variable que determina el importe de la cuota de igual manera que el tipo de interés y el montante total del préstamo.

El Gobierno forzó en mayo del 2008 un acuerdo con los registradores, notarios y el sector bancario que permite a los titulares de hipotecas realizar prolongaciones del plazo de pago, de manera absolutamente gratuita. La medida tiene carácter excepcional para combatir los efectos de la crisis y estará vigente hasta el 22 de abril del 2010.