No hay derecho a estar callado. Para Félix Pastor Ridruejo el silencio hubiera atentado contra su conciencia en un momento en que moral y disciplina se mezclan aquí gravemente. Rompió la admirable y piramidal obediencia del PP en un momento en que caen chuzos de punta y a muchos cargos electos del partido les tiran huevos o piedras, les envían anónimos y la portera les niega el saludo. Es la España eterna del cincel y de la maza, más maza que cincel.Al exnotario, camino "del otro lado", según dijo, las fruslerías de ser expedientado le tienen sin cuidado. A ciertas edades estas amenazas suenan a música celestial y a este señor de Madrid, devoto del Vicario de Roma no deben importarle ya mucho el mundo y sus pompas. Sólo, tal vez, salvar en pleno zafarrancho ético ciertas convicciones políticamente inconvenientes. Sobre todo eso escribió hace bastantes años

José Luis Aranguren en su ´Etica y Política´.Eran otros tiempos, más aptos para la épica.