La previsible reducción de la ayuda y del precio comercial del tomate va a ajustar mucho los márgenes en el sector del tomate transformado en los próximos años, lo que ha sumido en la intranquilidad a los agricultores. EL PERIODICO ha conversado con cinco jóvenes productores de tomate de Miajadas sobre las perspectivas que se le presentan al sector.

"La situación es complicada, tal y como se están poniendo las cosas", explica Pedro Parra, un agricultor de poco más de 30 años nacido en Miajadas, donde ha vivido siempre. "Los precios cada vez son más bajos, los costes más altos y cada vez se necesitan más tierras para sobrevivir. Mi padre, con seis u ocho hectáreas, nos sacó adelante a todos y ahora se necesitan 30. Habría que reducir a un tercio el número de agricultores", añade. Parra asegura que lo que salva ahora a las explotaciones es que se ha conseguido elevar mucho la rendimiento de la tierra, gracias a la mecanización y el riego por goteo, hasta los 60.000 kilos de tomate por hectárea. "Pero estamos al límite". Si se confirman las previsiones para el 2006, el beneficio de la actividad se esfumará.

Mensaje contradictorio

José Guerrero es otro agricultor que no llega a los 40 años y antes ha conocido otros empleos distintos al agrario. "Por parte de la Administración se nos está diciendo que invirtamos para producir más y por otro que no produzcamos" para evitar que se supere el cupo español. "Con los precios que ofrece la industria es imposible". La explotación media de los agricultores de la zona oscila entre las 18 y las 20 hectáreas y en su mayoría se trata de tierras arrendadas a un precio anual de 900 o 1.200 euros. "A 8 pesetas (de precio comercial) y manteniendo la producción nos podemos mantener".

Por el sector circula ya el mensaje de que las industrias históricas (las no vinculadas a los productores) pretenden pagar el próximo año 6,30 pesetas por kilo de tomate al productor. Esta bajada les daría mayor margen para competir en el mercado del tomate ya elaborado (concentrado) y deja fuera del mismo a las fábricas que paguen 8 pesetas. En el sector del tomate se sigue hablando en pesetas y decimales. "Pedimos a la Administración que nos eche un cable", añade José Guerrero.

Para Felipe Sánchez, "esto se ha puesto así porque hay sobreproducción". Extremadura ha duplicado la cosecha de tomate para industria en tan sólo seis años y ya alcanza los dos millones de toneladas. "Las cosas se están poniendo muy malas y encima te hacen hacer inversiones que no podemos aguantar. A esos precios no podemos competir. Las dos pesetas y pico que nos piensan quitar es nuestra ganancia de hoy por kilo".

Juan Jesús Masa ve la situación "crítica", ya que mientras bajan los precios del tomate suben los de los abonos, el gasóleo y los arrendamientos. "Hace 8 años una hectárea de tomate tenía 2.000 euros de gastos y el precio del tomate era de 15 pesetas (precio+ayuda), mientras que ahora se pagan 13,50 y los gastos son muy superiores a 2.000 euros".

Jesús Cruz asegura que el agricultor ve hoy día cómo se le marcan los precios por todos lados. "Pagamos el abono al precio que nos dicen y tenemos que vender nuestros productos al precio que también nos dicen. Todo sube todos los años menos nuestros productos. Yo hago una inversión cada año de 5 o 6 millones de pesetas al principio de la campaña y nunca sé si lo voy a recuperar".