Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la policía local de Avila detuvieron a mediodía de ayer a la pareja que el pasado lunes sacó por la fuerza a sus tres hijos (dos niños de 7 y 5 años y una niña de 10 meses) del Centro de Acogida de Menores Julián Murillo, de Cáceres, donde estaban ingresados desde hacía dos meses.

El subdelegado del Gobierno en Avila, César Martín Montero, confirmó a EL PERIODICO EXTREMADURA que la pareja, Julio Prieto Batuecas y Sonia Batuecas Julián, permanecen ingresados en los calabozos de la comisaría y que hoy, en torno a las 10.30 horas, pasarán a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de Avila, que se encargará de las diligencias del caso.

El matrimonio salió del Julián Murillo el lunes y huyó a Navalmoral de la Mata en un Ford Escort, matrícula de Barcelona. Allí abandonaron el vehículo --que fue localizado el martes por la Guardia Civil-- y tomaron un medio de locomoción que les trasladó hasta Madrid.

La hipótesis policial no descarta que esa misma noche del lunes, a las 22.45, la pareja subiera al tren de largo recorrido Madrid-Bilbao (sale de Chamartín) y que a las 00.18 horas bajara en Avila (siguiente parada de ese tren), al parecer porque el revisor comprobó que no llevaban billete, extremo que no ha podido confirmarse de forma oficial. Sí parece lógico que el matrimonio quisiera llegar a Bilbao, puesto que la madre de los pequeños nació en Barakaldo.

La policía recibe la notificación de que la pareja puede encontrarse en Avila el martes por la tarde. Según ha confirmado este diario, un pasajero que iba a Bilbao en ese tren había leído en la prensa la noticia del rapto de los niños. Cuando llegó al País Vasco se puso en contacto con la Ertzaintza y les comentó que había visto en el tren a una pareja de características similares que se apeó en Avila. Inmediatamente el dispositivo policial se pone en marcha, en colaboración con el Centro de Información de la Guardia Civil.

Parece claro que la familia durmió en Avila. El rastreo, según ha conocido este diario, se inicia en los centros de acogida y de Cáritas, para tratar de hallar alguna pista de los padres, pero no se obtienen resultados. Sin embargo, la policía local de Avila es la primera en percatarse de la presencia del padre. Eso sucede a las 12.30 horas de ayer. Los policías ven a un hombre con dos niños por la avenida de la Estación, situada frente a Renfe. Lo identifican, él intenta escapar, pero no lo consigue. Ya apresado, los agentes dan aviso a la Policía Nacional, que se hace cargo de los pequeños y del traslado del progenitor a la comisaría.

LA MADRE Inmediatamente después la Policía Nacional localiza a la madre, que está en el parque de San Antonio de Avila, a 200 metros de la estación, con la niña de 10 meses. La mujer no pone resistencia. Los niños presentan un aspecto cansado, aunque en principio parece que están bien. Son trasladados a un centro de menores de la ciudad.

El subdelegado abulense dijo que el padre ha mostrado en la comisaría una actitud violenta, agresiva y que está muy exaltado. La madre insulta y vocea, pero está más tranquila. Ambos han permanecido desde su detención en calabozos separados.

La comunicación entre las fuerzas de seguridad de Avila y las de Cáceres fueron constantes desde el pasado martes. La comisaría cacereña se convirtió desde el lunes en un auténtico hervidero de llamadas y presencia de medios de comunicación de todo el país. Los mandos policiales tenían claro que la familia estaba en España y que, en ningún caso, había huído al extranjero. La vigilancia policial se intensificó especialmente en Madrid, Barcelona y Bilbao, ciudades por las que los progenitores habían pasado en alguna ocasión.

Fue el pasado lunes cuando Julio Prieto llegó al centro de menores de la capital con la intención de llevarse de allí a sus tres hijos, J. P. B., de 7 años, X. P. B., de 5 y C. P. B., de 10 meses.