No hay color. Mejor dicho, sí lo hay. Uno y solo uno: el azul que todo lo teñirá a partir del 20-N. El PP recibió ayer del CIS un arma de doble filo. Una abrumadora mayoría absoluta con la que, a 15 días de las elecciones, tiene tantos motivos para poner el cava en la nevera como para ordenar a sus huestes que desplieguen todas sus dotes persuasivas, a fin de combatir la desmovilización ante un resultado tan escrito de antemano. En el otro lado, el PSOE solo puede aferrarse al inusualmente alto porcentaje de indecisos (32%) y a la fecha del barómetro --comen- zó a elaborarse hace un mes-- y rogar que la épica del cara a cara embalsame la derrota.

Mariano Rajoy pulverizará el récord de José María Aznar y se encaramará más allá de los 190 diputados. Hasta 195 podrían ser. Alfredo Pérez Rubalcaba batirá otra marca, mucho más negativa: los 125 escaños de Joaquín Almunia en el 2000. Ahora serán 121 en el mejor de los casos para los socialistas; 116 en el peor. El PP puede llegar a tener 79 diputados más que el PSOE, cuando el margen del 2008 fue de solo 15. La explicación de esta catarsis es que, en medio año, las tormentas económicas han facilitado que los conservadores prácticamente hayan duplicado la diferencia de estimación de voto con los progresistas. Esa distancia es hoy de casi 17 puntos.

El Gólgota del PSOE, como sucedió en las autonómicas y municipales de mayo, se extendería por todo el mapa. En Extremadura, el PP obtendría seis escaños al Congreso de los Diputados en Extremadura frente a cuatro del PSOE, rompiendo así el tradicional empate a cinco escaños entre ambas fuerzas políticas en las últimas convocatorias de elecciones generales. En la provincia de Cáceres los populares sacarían tres escaños por únicamente uno de los socialistas, mientras que en Badajoz ambas formaciones empatarían a tres escaños, informa Europa Press. Pero el calvario socialista tendría su principal estaciones de penitencia en los tradicionales graneros del partido: Andalucía y Cataluña. El vuelco andaluz es total. A cuatro meses de las autonómicas, los socialistas ceden 11 escaños, 10 al PP y uno a IU. Solo en la provincia de Sevilla, el partido de Rubalcaba ganaría al de Rajoy.

Cataluña arrebataría al PSC nueve de los 25 diputados que dieron la victoria a José Luis Rodríguez Zapatero, pero con el consuelo de cosechar otro triunfo, pese a la subida fuerte de CiU y aún mayor del PP catalán. 16 escaños para los socialistas, 13 para los nacionalistas (tres más) y 12 para los populares (cuatro más), que pisan los talones a la federación y la superan en la circunscripción de Barcelona. Rajoy igualaría el mejor resultado de la historia del PP en Cataluña, logrado por Aznar en el 2000, y recuperaría, una década después, el simbólico diputado de Girona, que Alicia Sánchez-Camacho no sumó hace tres años.

El País Vasco sería el otro respiradero socialista. El sondeo pronostica que el PSE repetirá victoria, con siete parlamentarios, y que la izquierda aberzale (Amaiur) irrumpirá en el Congreso con tres, a costa de quitarle al PNV la mitad de sus seis escaños actuales. El PP encadenaría nuevos triunfos en Madrid, Murcia, Castilla y León, Galicia, Cantabria, Baleares, Aragón, Navarra, La Rioja y Canarias. Lograría la reválida en las recién conquistadas Extremadura y Castilla-La Mancha. Y redondearía el mapa con Asturias y la Comunidad Valenciana. El Foro Asturias, la fuerza política fundada por Francisco Alvarez-Cascos, y el nacionalismo valenciano de Compromís (coaligado con Equo) plantarían su bandera en el Congreso. Pero si hay una marca que se beneficia de los pedazos del big bang socialista es la izquierda alternativa. IU crecería de dos a ocho diputados.