La industria desea espacios en las empresas. En los trabajos libres de humo el consumo de tabaco baja entre tres y cinco cigarrillos al día y muchos trabajadores logran dejar de fumar. "¿A quién perjudica esto?", se preguntan los médicos.

La industria quiere ganar tiempo en la aplicación de la regulación en la hostelería, decisiva en la aceptabilidad social del tabaco. Según los médicos, este sector ha demostrado una posición dependiente de las tabacaleras y dar más de seis meses es negativo para la credibilidad de la ley.

A la industria le conviene reducir la gravedad de las infracciones hasta anular el poder disuasorio de la ley. Dejar fumar se puede saldar con 30 euros de multa en caso de que haya denuncia, tramitación y ejecución. Para los médicos, debe ser falta grave.

La industria se esfuerza en impedir la reducción de puntos de venta que establece la ley. En la actualidad, el sector cuenta ahora con 120.000 puntos de venta, seis veces más que de medicamentos.

La industria busca excepciones a la publicidad y promoción en eventos deportivos, sobre todo con la venta o regalo de objetos atractivos para los menores con marcas o o logos del tabaco.