Al final, tras utilizarlas en la guerra contra Irán y tras 12 años de embargo internacional y de inspecciones, el presidente iraquí, Sadam Husein, reconoció ayer públicamente que en el pasado, Irak sí tuvo armas de destrucción masiva aunque insistió en que actualmente su país está limpio de este tipo de armamento. Y tras este reconocimiento, anoche, varios responsables iraquís dejaron claro el firme rechazo del régimen al ultimátum planteado por Estados Unidos.

Durante una entrevista con el ministro de Exteriores de Túnez, Habib Benyahia, Sadam Husein aseguró: "No somos coleccionistas de armas, pero hemos tenido este tipo de armas con el objetivo de defendernos durante los ocho años que estuvimos en guerra contra Irán y cuando la entidad sionista (Israel) era, y sigue siéndolo, una amenaza".

Sadam señaló que su régimen ha cooperado plenamente con los inspectores de la ONU. "Nosotros deseamos verdaderamente desembarazar a nuestra región y al mundo entero de armas de destrucción masiva", dijo Sadam antes de pedir a Estados Unidos que se desarme para dar ejemplo.

El mismo día en que el comandante supremo del Ejército de EEUU, Tommy Franks, se reunió con los generales estadounidenses en Kuwait para dar las últimas explicaciones sobre el plan de ataque, fuentes del Pentágono denunciaron en declaraciones, realizadas bajo anonimato, a la CNN que Sadam está preparándose para usar armas químicas si EEUU ataca Bagdad.

Los funcionarios aseguraron que dosis de armas químicas se han repartido entre varias unidades de la Guardia Republicana --el cuerpo de élite del Ejército iraquí--, que pueden utilizarlas contra las tropas atacantes o contra la población civil iraquí. La efectividad de estas armas puede aumentar si se producen las temidas tormentas de arena, comunes hasta abril.