RESERVAS

El agua acumulada ronda los 8.800 hectómetros cúbicos, frente a una capacidad de casi 14.300. Aún no se han producido problemas de abastecimiento, y casi todos los regadíos, excepto Rosarito y Borbollón, tienen asegurado el suministro. Si no llueve en los próximos meses, la situación podría resultar crítica.

ENERGIA

El descenso de las reservas de agua está afectando notablemente a las posibilidades de generar energía en los embalses, con lo que se compromete la opción de recurrir a la generación hidráulica en el caso de que se vivan picos de demanda por la puesta en marcha de equipos de aire acondicionado para afrontar el intenso calor. En este momento, las presas de generación de la cuenca del Tajo están al 29% de sus posibilidades de aportar energía, y de una capacidad instalada de casi 2.000 gigavatios por hora sólo alcanzan a suministrar 575. En la cuenca del Guadiana, las posibilidades suben al 58%, y pueden aportar 460 de los 783 gigavatios por hora de capacidad máxima.

SIN LLUVIAS

En lo que va de año hidrológico, que arranca en septiembre, las precipitaciones recogidas en Extremadura se sitúan entre el 25% y el 35% de un año normal. De hecho, Meteorología ha calificado la sequía que padece la región como la peor registrada nunca, según los datos que se manejan de los últimos 130 años.

SEQUEDAD DEL SUELO

La falta de lluvias, unida a los calores extremos de las últimas jornadas, han hecho caer notablemente las reservas de agua del suelo. Las tierras extremeñas no llegan al 5% de humedad sobre lo que pueden acumular. Esto supone un grave peligro para el caso de que se declare algún incendio.