De cuando en cuando, nos sorprendemos, en nuestros viajes, con hoteles que tienen una alta calificación (4 o 5 estrellas), a los que, si estuviésemos facultados para ello, pondríamos tal vez solo dos o ninguna.

También sucede a la inversa: hoteles y hostales tenemos en nuestro país que son merecedores de recibir mejor nota. Me he enterado de que la concesión de estrellas a establecimientos hosteleros en España está basada en los metros cuadrados de la habitación, en si hay, o no, caja de seguridad, etcétera. Sin embargo, cumpliéndose estos requisitos básicos en la mayoría de ellos, nos encontramos demasiados casos con necesidad urgente de reformas y, también, con deficientes servicios al cliente.

El desayuno está siempre en el punto de mira y, lamentablemente, son muchos los hoteles que no muestran una calidad y abundancia en los productos, en consonancia con las estrellas que poseen. Por otra parte, se debería unificar los criterios en los países turísticos, para evitar comparaciones odiosas y situaciones desagradables, cuando viajamos al extranjero. Si España quiere continuar en la élite mundial del turismo, necesita hacer una revisión profunda de su oferta hotelera. En especial, los hoteles de décadas pasadas, que se “han dormido en los laureles”, deben renovarse, al igual que han hecho con los precios… De ese modo, todos saldríamos ganando.