Seguramente al ver escrito los dos nombre de estos pueblos se habrán dado cuenta del parecido de ambos, la misma raiz "camp", debe hacer referencia al agro que rodea estos pueblos. No se preocupen que no voy a estudiarlos con mayor profundidad, una vez analicé los pueblos de Extremadura que tenían nombres de plantas, fitonimia que llaman los entendidos, y descubrí con sorpresa que de los 387 pueblos que existen en la región, 125 tienen nombres de árboles y arbustos. Si aún disponen de tiempo y ganas, y cuentan con una guía de teléfonos al lado, pueden hacer la prueba: madroño, sauce, roble, jara, acebuche,...tienen su correspondiente: Madroñera o Navas del Madroño, Saucedilla y Sauceda, Robledillo, Robledollano, Jaraiz, Jaraicejo, Jarilla, Acehuche, Acehuchal,...

En Campo Maior se han estado celebrando hasta el pasado domingo las conocidas como Festas do povo, precioso nombre para llamar a una celebración donde, directa e indirectamente, se implican todos los vecinos. Un pueblo entero se hace papel, ya sea papel de seda, papel pinocho o papel de periódico en su origen, y se hace arte en la calle, arte efímero, pero arte. Uno, que siempre ha admirado a quienes tienen la capacidad para la papiroflexia, o a quienes son capaces de regalarte un clavel que confeccionan con cuatro servilletas en la barra de un bar, entenderán que disfruta ante el espectáculo que supone el adorno de las calles de un pueblo ya bonito de por sí.

Hace tiempo ya las fiestas se celebraban sin fecha fija, aproximadamente cada cinco años, incluso diez años estuvieron sin celebrarse, debido al gran esfuerzo personal y económico que había que hacer. En los últimos años deben haberse dado cuenta de la publicidad que supone la celebración y los beneficios que reporta la fiesta a Campo Maior en particular, y al Alentejo y a Portugal en general, y vuelven a celebrarse cuatro años después; se ha creado una estructura de funcionamiento, y se facilitan recursos a los vecinos que, de esta manera, se muestran más implicados y dispuestos a realizar el extraordinario esfuerzo que suponen las fiestas.

En Extremadura, esa región que está a la derecha del Alentejo, existe un pueblo, Campanario, cuna de grandes humanistas, donde los vecinos cada año demuestran la misma habilidad que nuestros vecinos portugueses y elaboran extraordinarias carrozas de papel, que poco o nada tienen que envidiarles, ya que igualan o mejoran en ejecución a la de los portugueses.

DESDE LA ESCUELA aprenden los campanarienses a hacer flores de papel y a hablar con fina corrección castellana. Tengo muchas amigas y amigos de allí y algún que otro Lunes de Pascua he disfrutado de ese espectáculo reconocido como fiesta de interés regional.

Sin embargo, si analizamos las diferencias de ambas fiestas desde el punto de vista del turismo, que no debemos olvidar que es una actividad económica, nos daremos cuenta que Campo Maior genera pingües beneficios en la zona, mientras que Campanario lo único que consigue es un aumento de visitantes y un poco de publicidad en positivo. Es evidente que el cómo vendamos el producto, es decir nuestra estrategia de promoción turística, nos permitirá generar grandes beneficios, o simplemente podemos seguir como hasta ahora que ya lo pasamos bien.

Sin ánimo de decir a nadie como deben hacer las cosas, se me ocurren algunas propuestas en relación al tema: Podríamos reciclar las carrozas, indultar la mejor de cada año, tenerlas expuestas varios días para que la gente se acercarse a verlas durante la Semana Santa,...

Como natural de Miajadas, Capital Europea del tomate que pone a la entrada de la villa, sufro cada año cuando veo en todos los canales de televisión, de dentro y de fuera de nuestro país, la célebre tomatina de Buñol, pensando que "manda güevos" (Federico Trillo dixit ) que celebren la tomatina quienes no tienen tomates, ni agua para regarlos si no se la diésemos del Tajo al Segura, pero bueno de esto mejor no hablo que hoy la cosa va de fiestas.