El Ayuntamiento de Madrid, a petición (o exigencia) de Vox, desplazó la bandera arco iris del orgullo LGTBI de la parte central del consistorio a una esquina de la fachada y colocó en su lugar, en la parte superior, una bandera de España. En este país se comienzan a cuestionar peligrosamente los derechos y libertades de las minorías, en concreto las del colectivo LGTBI, de igual manera que los sistemas de protección a las mujeres maltratadas y de las víctimas de agresiones sexuales. Se empieza por pequeñas cesiones a la ultraderecha, como son los casos ya conocidos de Andalucía, el tema comentado de las banderas en Madrid o la cancelación de conciertos, y se acaba por adoptar postulados antidemocráticos, xenófobos y neofascistas que persiguen penetrar en los cimientos de la democracia y removerla hasta destruirla. Enhorabuena al Partido Popular y Ciudadanos porque no solo están vendiendo sus almas al diablo sino que, poco a poco, están poniendo en sus manos el porvenir de los ciudadanos que mayoritariamente deseamos vivir en paz, en un clima de tolerancia y que los derechos adquiridos no retrocedan ni un ápice.