Se escucharon gritos, voces, me levanté y corrí hasta el final del pasillo para conocer qué estaba sucediendo exactamente en la oficina, mientras lo hacía no podría describir si era miedo o simplemente era un estado de concentración lo que sentía, pero al acercarme era alegría lo que se palpaba, las risas eran más claras ahora que los gritos, así que cualquiera hubiese imaginado hace meses, muchos meses, que se trataba del premio en una lotería. Pregunté qué pasaba, qué era lo causante de tanto estruendo y alboroto. Van a vacunar a mis padres, acaban de llamarme. Fue tan emocionante el momento que quien lo vivió no pudo evitar llamarme para contármelo, hoy, me atrevo a relatarlo en estas líneas porque la ternura y el amor en un hijo hacia sus padres en estos días nos emociona a todas y todos, aún más en un día como el que celebramos hoy.

Sus padres tienen más de 80 años, viven solos, siempre pensando en ellos, siempre cuidándoles, repleto de miedo, durante mucho tiempo ese amor supuso no poder verlos.

La vacuna lleva el nombre de esperanza, y mientras continúa su proceso, las precauciones y las medidas aconsejadas por las autoridades sanitarias deben ser nuestra única guía.

Y esperanza es la que transmite en una sociedad que prospera en derechos y libertades. Ayer desde el Congreso de los Diputados uno más se abrió camino en nuestro país, una vez más de quienes siempre lo hacen posible, el Partido Socialista Obrero Español, quienes sin juzgar solo deciden por el avance en el Estado del bienestar real; ayer se aprobó Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, una ley, que como ya me he manifestado con anterioridad, apela directamente a la concepción más intima del individuo, de su ser, de su libertad más profunda, es una ley que genera un derecho primordial, el derecho a decidir sobre uno mismo en las condiciones más extremas; es una ley cuyo principal objetivo es regular el derecho individual subjetivo de las personas que, sin estar en un proceso abocado a una muerte inminente, sufren una enfermedad grave, crónica o invalidante que produce sufrimiento insoportable, deciden solicitar y recibir la ayuda para morir anticipadamente, una ley que aporta seguridad jurídica a los profesionales que participan.

Partido Popular y VOX votaron no, Partido Popular y VOX, dos partidos que pretendían poner el ancla en el pasado, nada nuevo. Los derechos no obligan, solo generan libertades, quizá este pequeño matiz les haga frivolizar en eslóganes con ella. La profundidad del debate, de lo que supone esta Ley refuerza la madurez de la sociedad que reside en la amplia mayoría de representantes en el Congreso de los Diputados, lo otro es solo polvo del que se alimenta el lodo.

Hoy somos una sociedad mejor, adquirir derechos muestra la verdadera fortaleza de una democracia, de una sociedad, es el verdadero progreso de la libertad.

*Filóloga y diputada regional del PSOE