Mientras en España estamos absortos ante la deriva del absoluto extremismo y la frivolidad frente a las necesidades reales de la ciudadanía y su vida, por fortuna y buen acierto, el proceso de vacunación sigue a velocidad de crucero, este verano el 70% de la población española puede estar inmunizada. Esta gran noticia cargada de esperanza debería inspirarnos para pensar en cómo ayudar a aquellos países que no cuentan con los medios de los países de la UE. 

Más del 60 % de la población mundial está abandonada a su suerte frente a esta terrible pandemia, es cierto que la ONU ha puesto en marcha el plan Covax. Un plan que tiene como objetivo enviar vacunas a todos los países que no tengan medios para comprarlas y para administrarlas; pero tenemos que ser conscientes de que esto no será suficiente, según datos de la OMS, nueve de cada diez ciudadanos de los setenta países más desfavorecidos no serán vacunados este año. 

Si algo vamos a aprender de esta pandemia es que ante los grandes retos mundiales solo cabe la cooperación entre países. La crisis generan aún más crisis y solo podemos comprender que de ellas se sale cooperando.

Pedro Sánchez anunció donar más de 7 millones de vacunas para América Latina, esto unido a la adhesión de España al plan de la UE de financiación para la compra de vacunas destinadas a países con menor desarrollo. Una apuesta que muestra el compromiso histórico de nuestro país con nuestros países hermanos de América Latina.

Joe Biden ha comenzado su andadura apostando por esta vía para frenar el cambio climático, consiguiendo sentar en una misma cumbre a los líderes de las principales potencias mundiales, China y Rusia entre ellas. Como bien dijo él en una conferencia de prensa: fue un punto de inflexión en la historia el poder consensuar el retorno a la senda de los acuerdos de París.

La cooperación entre países, la colaboración entre regiones, son antagónicos de los nacionalismos y el aislacionismo que pregonan algunos partidos políticos nacionalistas o regionalistas. La cooperación comprende y genera sinergias de la verdadera riqueza de decencia y justicia social, la cooperación combate al egoísmo y, por supuesto, al odio.

Olof Palme, quien fuese primer ministro sueco, se lanzó a las calles de Estocolmo en septiembre de 1975 para hacer una colecta por «la libertad de España», pretendía recoger fondos destinados a los partidos de oposición a la dictadura, mientras aquí en España los medios afines al régimen ilustraban la foto del primer ministro con el titular «la colecta de Olof Palme a favor de los terroristas españoles». Esa es la gran diferenciaentre aislacionismo y multilateralismo, al final el tiempo le dio la razón a Olof Palme.