Este es el tren de la dignidad», decía Vara con motivo de la visita del ministro Ábalos. No sé a qué tren se refería al hablar en presente, si a los que circulan por las vías extremeñas que están más cercas de tartanas que de trenes o a ese que sigue siendo, cómo no, otra promesa socialista incumplida. 

Cansa tanta desfachatez y tanta falta de respeto a nuestra tierra. Ya no se fletan autobuses para ir a Madrid, ni siquiera se convoca ese «pacto por el ferrocarril», aunque este derivó hace mucho tiempo en una sesión fotográfica vacía de contenido; pero sí tenemos que aguantar a Ábalos, que viene a Extremadura a anunciar los retrasos en las infraestructuras que llevamos esperando hace muchos, muchísimos años, y a Vara justificando un incumplimiento tras otro.

Sobre la visita, se decía que el ministro Ábalos venía a nuestra región con una «intensa agenda»; o lo que es lo mismo, que traía los maletines vacíos de inversiones y llenos sólo de recortes. Porque la única realidad, la que estamos viviendo los extremeños, es la reducción de los servicios ferroviarios en sólo un año. Hemos pasado de tener 27 trenes diarios a la mitad, suprimiéndose la línea que une Cáceres con Sevilla o los servicios diarios que desde Plasencia, Zafra o Villanueva de la Serena llegaban a Mérida. El camino que seguimos es hacia una incomunicación impuesta por un gobierno que está ocupado en atender los intereses de otras comunidades y que olvida la nuestra.

Fíjense en el truco: da igual lo que Sánchez presupueste para el AVE de Extremadura porque luego sencillamente no lo gastan a lo largo del año y lo destinan a otra inversión. Para muestra el 2018, en el que gastaron la mitad del dinero presupuestado o el 2019, año en el que sobre el papel aparecían 400 millones de euros, pero sólo invirtieron 163 millones. A ese paso no es extraño que vengan a anunciar retrasos una y otra vez. No sorprende que la electrificación prometida para 2020 no exista, como tampoco están los cinco trenes híbridos que se comprometieron a traer, ni que la finalización de las obras del tramo Navalmoral-Plasencia vaya a atrasarse hasta 2026.

Por eso, si alguien pensaba que en breve los extremeños íbamos a estar mejor comunicados, que podríamos estar conectados con Madrid dentro de poco tiempo, que no lo espere porque el tren que íbamos a tener operativo en 2010 no será una realidad completa hasta 2030. Y a todo esto ¿qué hace Vara? Recibir con los brazos abiertos a su compañero de partido, justificar los retrasos, hablar como si el AVE ya estuviera aquí ,tapando los incumplimientos del gobierno, y redactar tuits impostados que ya no engañan a nadie porque estas visitas del ministro no son más que una tomadura de pelo. ¡Yen nuestra propia casa, oigan!