España es el sexto mejor país del mundo para vivir en este tiempo de pandemia, debido a la capacidad de resistencia que ha demostrado ante la misma, en lo sanitario y económico, y a la habilidad de reponerse a la misma para aproximarse a su estado inicial antes de que llegara esta plaga mundial.

Una clasificación, publicada esta semana por la agencia financiera Bloomberg después de su actualización, y que sitúa a Estados Unidos en el primer lugar como país más resiliente del mundo, debido al poder de sobreponerse que está demostrando, basado fundamentalmente en una vacunación rápida y masiva, y en la puesta en marcha de un plan de estímulos económicos que recupera la actividad anterior a marchas forzadas.

Ya no es el país, Estados Unidos, vergonzosamente conducido por un patán multimillonario, Donald Trump, con números de infectados y de muertos impropios del territorio más rico y desarrollado del mundo, sino que en la actualización de este ‘Ranking de Resiliencia Covid’ destaca por su reapertura, recuperación económica y drástica disminución de los malos datos sanitarios.

En esa clasificación de países donde vivir respecto a la pandemia en este momento, España es el sexto mejor tras USA, Nueva Zelanda, Suiza, Israel y Francia, por delante en los siguientes lugares de Australia, China, Reino Unido o Corea del Sur que completan así los diez primeros puestos.

El ranking de Bloomberg otorga a cada país una puntuación final tras valorar tres grupos de parámetros: el avance en la reactivación económica y social (desescalada en la jerga de la Moncloa), los datos sanitarios de la pandemia, y la calidad de vida. Y es que ya la lucha por la salud, una vez en progreso apreciable con la vacunación, va equilibrándose con la recuperación de la deseada normalidad, como objetivos colectivos.

España destaca a escala mundial en el apartado de reactivación por la población cubierta con vacuna, la relativa flexibilidad en restricciones, falla sin embargo en reapertura de aeropuertos, y sobresale especialmente por las facilidades que da a los viajeros internacionales; los datos sanitarios son relativamente buenos, y en cuanto al tercer grupo de parámetros, la calidad de vida, la cobertura universal de la sanidad es un gran apoyo en la puntuación, así como el índice de desarrollo humano, y aún más lo es las perspectivas de crecimiento económico estimado en el 5,9% para este año.

En ese ranking de 53 países ordenados por su situación actual, en el que España es sexta, destaca la relativa mala posición de Italia, la 26, o Alemania, la 28, penalizadas por la severidad de sus restricciones, la escasa recuperación de vuelos internacionales y pocas facilidades dadas a los viajeros ya vacunados.

Nuestro país destaca frente a otros comparables –Francia, Italia, Alemania, Reino Unido- por practicar menos restricciones al funcionamiento de los negocios, un cierto liberalismo que ha sido internamente criticado.

Y así estamos en un momento en que se nos viene encima la explosión de casos en una nueva ola propiciada por la variante india. Fin del curso escolar –en otros países aún no ha terminado-, la medida arriesgada de relajar la mascarilla en espacios exteriores pero con distancia, inicio del verano, julio primer mes de vacaciones, una vacunación muy en progreso…, la tormenta perfecta para un boom de nuevos contagios que se espera, y deseamos, no incida en los hospitales.

Asusta el aumento, no obstante; tenemos muchos fantasmas aún recientes por liquidar, y todavía no está suficientemente protegida con doble dosis, por nuestras vacilaciones, bandazos y dudas con AstraZéneca, la población vulnerable mayor de 50 años, ni siquiera la de 60.

*Periodista