Opinión | Tribuna abierta

Nunca podré morirme...

Cantaba, con tristeza y profundo lamento, el gran Luis Aguilé, que nunca podría morirse porque su corazón no lo tenía aquí… porque allí le estaba esperando, le estaba aguardando que volviera allí. Sin duda, él no podía morir fuera de aquella tierra, cuando salió de Cuba. Dicen que la canción que escribió el famoso y prolífico autor está inspirada en una mujer de la que estuvo muy enamorado, y que, anteriormente, había sido novia del propio Fidel Castro. ¡Todo, en Cuba, era de Fidel, hasta la novia de Luis Aguilé!, que años más tarde le inspirara para escribir su inolvidable canción.

Pero si para el bonaerense era un lamento triste por no poder estar junto a su amor, la canción se ha convertido en un himno para los miles de cubanos que tuvieron que huir de su isla querida. Para ellos, el amor que les está esperando allí es su propia tierra, el lugar donde nacieron, y al que no pueden volver. Desde el año 1959 hasta el 2018 han sido los hermanos Castro los que han dirigido los designios de la pequeña isla caribeña. Desde 2018 hasta hoy, es Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, el presidente electo de Cuba. Hoy, el partido comunista es reconocido allí, constitucionalmente, como el único partido político legal.

Estos días, miles de cubanos salen a la calle para manifestarse en contra de un gobierno que les niega una libertad plena. Y es esa falta de libertades las que ponen fin rápidamente a los conflictos de una manera radical, encarcelando a los manifestantes. Vemos en televisión, casi en riguroso directo, cómo se producen esas detenciones. Parece ser que el gobierno corta internet cuando le apetece y dicen voces de periodistas, que viven en la isla, que está la capital bajo el control militar de los soldados del ejército y de las tropas especiales del Ministerio del Interior, denominados los “boinas negras”.

"Estos días, miles de cubanos salen a la calle para manifestarse en contra de un gobierno que les niega una libertad plena"

Pero lo mismo de injusta es la dictadura en un país en pleno siglo XXI, como el bloqueo que Estados Unidos lleva ejerciendo sobre la isla. Incluso el progresista Biden no sigue el camino que dejó marcado el presidente Barack Obama, cuando él mismo se presentó en Cuba para negociar una solución que acabara con la situación actual de la relación entre ambos países, pero que, al final, se quedó todo en agua de borrajas.

Siempre que algún amigo o conocido visita Cuba, de cualquier ideología que sea, viene contando lo mismo. Hay escasez de muchas cosas en Cuba, pero la más importante es la falta de libertad, la negación al progreso del individuo. Y cuando se escuchan testimonios desgarradores por parte de cubanos que están siendo reprimidos con la cárcel, de manera injusta, y piden ayuda a España, algunos miran para otro lado no reconociendo en absoluto la dictadura que coarta sus libertades y les niega el mayor y más importante de los derechos humanos.

Posiblemente a nuestros hermanos cubanos, hoy, no les importe demasiado si la palabra «Patria» debiera cambiarse por «Matria», porque lo que ellos ansían tener es una «Madre Patria» o un «Padre Matria» en la que poder ser libres y prosperar. No les consuela que todos sean igual de pobres y que la clase política sea la única que no es igual, o, como decía George Orwell, es más igual que los demás.

Ojalá llegue la verdadera libertad pronto a Cuba y aquel cantor enamorado pueda entonar una nueva canción, porque ya no le tenga que esperar allí su amor y pueda, junto a ella, vivir y morir allí.

*Ex director del IES Ágora de Cáceres