El Periódico Extremadura

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Irene de Miguel

Tribuna abierta

Irene De Miguel

Un nuevo Pacto por el Ferrocarril

Necesitamos construir un espacio de trabajo y de consenso popular, donde la ciudadanía tenga voz

El Pacto por El Ferrocarril ha demostrado ser un marco frustrado y superado. Frustrado porque, aunque nació con muy buenas intenciones, finalmente ha demostrado ser una herramienta instrumentalizada por un partido político para salvar los muebles. Y para muestra, un botón. Estos días, los dirigentes de ese partido intentarán convencernos de que la alta velocidad ha llegado a Extremadura. Lo harán con discursos rimbombantes, con aplausos, medallas y autocomplacencia. Señalarán a los contrarios para decir que no han hecho nada, y que, si no es por ellos, Extremadura seguiría anclada en el atraso ferroviario. Nada más lejos de la realidad. Esos dirigentes son, tanto o más, responsables del abandono que ha sufrido durante décadas nuestra tierra, y que tiene en el tren su símbolo más evidente.

Decir a los extremeños y extremeñas que la alta velocidad ha llegado es un insulto. ¿Nos toman por tontos? El tren que unirá Badajoz con Plasencia no es, ni mucho menos, el tren de altas prestaciones que nos prometieron. Traer trenes que tienen 12 años de servicio en Galicia, pintarlos y ponerles tapicería nueva no es hacer justicia con el tren extremeño. Tristemente será un tren que mantendrá nuestro aislamiento hasta que no se comience a diseñar el tramo entre Oropesa y Madrid o se retome la siempre olvidada Ruta de la Plata, que conectaría la zona oeste peninsular. Es un tren que no acortará excesivamente los tiempos de viaje, tan solo unos pocos minutos. Es un tren que seguirá funcionando a combustión, que no será sostenible en la era donde el cambio climático nos hace replantearnos todas nuestras actuaciones.

Con la llegada de esta «alta velocidad» seguiremos sin poder, por ejemplo, ir y volver a Madrid en el día para acudir a una reunión de trabajo. Ni los horarios, ni las frecuencias ni los tiempos de viaje permitirán la movilidad que los extremeños y extremeñas llevan años reclamando.

Tampoco los precios de los billetes animan a los extremeños y extremeñas a elegir el tren como opción, mientras vemos billetes de AVE a 15 € que conectan la larga distancia, aquí pagamos la friolera de 40 € por 5 horas interminables de trayecto.

Decía que el Pacto por el Ferrocarril es un pacto frustrado, pero también es un pacto superado. Superado por la ciudadanía, que hartos de promesas y de la utilización partidista que se ha hecho de él, ha decidido organizarse para seguir reclamando lo que es de justicia, un tren del siglo XXI. Por eso, necesitamos construir un espacio de trabajo y de consenso popular, donde la ciudadanía tenga voz. Solo así se podrá trabajar en un auténtico pacto, más social, y menos político, que traiga a Extremadura el tren que nos merecemos.

Un tren, social y sostenible, que nos conecte con el exterior, no solo con Madrid. Que nos abra una salida al mar, por el norte con la Ruta de la Plata, y por el sur, con Huelva de manera directa. Un tren que también nos permita vertebrarnos como región, que conecte nuestros pueblos y comarcas, y que sea el medio de transporte habitual elegido por la ciudadanía. Porque el tren, sin duda, es el transporte del futuro. 

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