Opinión | Contrapunto

Sánchez se siente orgulloso

"Yo me siento orgulloso de la ley". Esto es lo que ha dicho Sánchez sobre la ley del «solo sí es sí». La misma cuya aplicación ha reducido las penas a violadores, e incluso alguno ha quedado libre. El principio legal es claro: un agresor sexual condenado podrá pedir que se le aplique una norma más favorable si se aprueba una ley que modifica las penas. Después de preguntar al que sabe de esto, la conclusión es que habrá casos en los que se tendrá que revisar obligatoriamente la condena en aplicación del Código Penal, porque, en roman paladino, si una ley favorece al reo tendrá carácter retroactivo. Habrá otras sentencias que no se revisarán, e incluso casos en los que la aplicación de la nueva ley no esté tan clara. Dicho esto, solo con que un violador vea reducida su pena o salga libre, hay obligación moral de modificar la ley.

"Hagan caso al Consejo General del Poder Judicial, al PP y al sentido común y modifiquen esta ley

Pero ahí tenemos a la ministra Irene Montero. No da su brazo a torcer, anteponiendo el orgullo –o quién sabe qué- a una rectificación. A ella no se le exige formación jurídica, por supuesto, pero sí responsabilidad y suficiente humildad para reconocer que no la tiene, y dejarse asesorar por los que sí son expertos; pero ahí chocamos con una máxima del Gobierno de Sánchez: aunque se meta la pata, jamás reconocerlo, nunca dar marcha atrás y echar la culpa de los errores propios a otros.

Por eso, cuando el Consejo General del Poder Judicial, el PP y otros partidos, antes de la aprobación de la ley, avisaron de que podría originarse una revisión de las condenas y reducción de las penas, ellos y el PSOE hicieron oídos sordos. ¡Qué fácil hubiera sido, en ese momento, solucionarlo! Se hubiera evitado que, de momento, diecisiete condenados hayan visto disminuida su condena, y seis de ellos estén en la calle.

¿Qué clase de feminismo es ese? ¿Quién se puede sentir orgulloso como se siente Sánchez? Efectivamente, solo ellos, Sánchez y los suyos. Y como la culpa hay que cargársela a otros, cuando los jueces comenzaron obligatoriamente a aplicar esa ley, que está resultando más beneficiosa para los violadores, se les acusó a todos de machistas. A hombres y mujeres con conocimientos legales estratosféricamente superiores a los que tiene la titular del Ministerio de Igualdad se les menosprecia con la difamación, intentando tapar el patinazo.

Lo peor de todo esto es lo del PSOE tragando con cualquier cosa, incluso con esta indignidad. Pero el relato es el relato y Sánchez ya tiene el suyo: «me siento orgulloso». Frente a esto, el dato: 17 agresores sexuales beneficiados por la actuación del Gobierno.

Hagan caso al Consejo General del Poder Judicial, al PP y al sentido común y modifiquen esta ley, que es un paso atrás en la lucha frente a la violencia contra las mujeres, y aumenten de verdad las condenas para los violadores. 

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