Opinión

Entre los deméritos propios y el nivel de la LEB Oro

Estamos en Plata. Pudo ser antes o podía haber sido un poco después, pero era evidente desde hace algunas temporadas la permanencia en la LEB Oro peligraba, no sólo por deméritos, sino porque también la competición, la segunda de nuestro país, ha subido de tal forma el nivel que, según los expertos, supera ya a muchas de las primeras ligas de algunos países europeos. Baste ver la cantidad de internacionales extranjeros y de nacionales ex-acb que juegan en una categoría que, por lo menos en estos momentos, aunque nos pese a todos, se nos quedaba grande. Cualquiera que haya seguido al Cáceres en los partidos del fuera de casa, además del casi habitual bochorno, habrá notado que salvo en pabellón, en todo lo demás nos superan la mayor parte de clubs. Esto es, en nivel de plantilla, pero también en asistencia de público, patrocinadores y, sobre todo, en ilusión. 

La ilusión lo era todo en una ciudad pequeña como Cáceres pues, aunque contamos con una buena afición, es escasa, pues ni se ha sabido transmitir, ni se ha querido entender por parte de la ciudad, que durante todos estos años hemos tenido el privilegio de contar con un equipo en una categoría de baloncesto de un altísimo nivel, compitiendo con ciudades de mucho mayor poderío que la nuestra, si bien entiendo como lógico que tanta derrota desanimara a muchos. Hay que tener los pies en la tierra. Cáceres tuvo una gran historia dentro del baloncesto, pero lo fue gracias a un patrocinador fuerte y sobre todo, a una ciudad volcada. 

Ahora mismo para competir no basta con decir que vamos a hacerlo utilizando la cantera, pues ello no es real. Cualquiera que hemos visto un campeonato nacional de clubs de formación o de selecciones autonómicas nos damos cuenta que el potencial de Extremadura es muy inferior al resto y si por algún casual algún jugador despunta, se lo llevan a otros clubs de mayor solera. Muy pocos son los jugadores extremeños que han llegado a profesionales. Estoy convencido de que pronto veremos aparecer tres o cuatro, pero ello no bastará para el pretendido retorno a LEB Oro y, lo más difícil, para mantenerse allí sin tantos apuros. 

Sé que muchos aficionados no coincidirán conmigo visto el resultado, pero en mi opinión la plantilla de este año individualmente no era mala. Lo que ha sido un error es la configuración de la misma como equipo, claramente descompensado. Se necesita conjugar jugadores de lucha y jugadores de técnica y aquí no fue así. Sin ninguna estrella de referencia, con cuatro bases inicialmente, un único alero de apenas 20 años al que se le metió más responsabilidad de la que se ha visto luego que podía asumir y sin ningún pívot con envergadura y calidad suficientes. 

Salvo excepciones, en general yo sí he visto entrega por parte de la mayor parte de los jugadores, pues un profesional no quiere nunca perder, sólo que dentro de los límites de su físico y su estilo de juego, pero que en conjunto no han sabido funcionar como equipo, sencillamente porque no se complementaban en sus características, a todo lo cual se unieron los nervios por los resultados que provocaban las famosas «desconexiones» a las que han aludido ambos entrenadores . En los finales ajustados las estrellas rivales nos fulminaron, mientras que a los jugadores del Cáceres les quemaba el balón. 

Al inicio de temporada se le dio ese papel de ‘killer’ a Hansel Atencia y creo que le pesó demasiado, obligándose a sí mismo a tomar decisiones precipitadas de tiro y evolucionando negativamente, no en cuanto a entrega en la cancha que creo que ha sido total, sino en inseguridad en su juego, recuperándose sólo ya al final de temporada con la incorporación de Mike Nuga, al que le sucedió algo similar. 

Precisamente la temporada pasada los nervios se solucionaron con el fichaje de dos estrellas superveteranas como fueron Kostas Vasileiadis y Kenny Hasbrouck, que asumieron la responsabilidad . La solución, pese al esfuerzo de la directiva, no se ha podido repetir, no rindiendo los fichajes realizados como teóricamente se esperaba.

Y menciono expresamente a la directiva porque con sus aciertos y errores, el más grave creo que mantener un director deportivo que no sintonizaba ni con entrenador ni con la afición, pero lo que no se les puede criticar es que no hayan intentado salvar la situación, tanto en el aspecto deportivo, como en el social y económico, no teniendo sentido que se les critique por una parte de la afición, pues sin ellos este club ni tan siquiera sería posible.

El cacareado «renacer» no pasa por una directiva nueva, que ni tan siquiera la habría, sino por ser primero conscientes del nivel económico de Cáceres. Partiendo de este hecho, empezar a sumar lo mucho positivo que tenemos. Además de un pabellón excepcional, por suerte contamos con comentaristas deportivos, periodistas, responsables de redes sociales, agentes, exjugadores... que tienen un nombre dentro del baloncesto nacional y que aunque muchos incluso no residan aquí, seguro pondrán su granito para ayudar a hacer una plantilla para Plata aguerrida, con algún toque de calidad, posibles cesiones de clubs, veteranos vinculados a la ciudad y algún jugador de cantera con proyección nacional. Pero sobre todo, jugadores con los que se identifique la afición y la propia cantera. Todo ello para sumar público, pues con afición detrás, Cáceres ya demostró ser más que Oro.

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