Opinión | Encerado y clarión

saturnino acosta

De Dieguitos y Mafaldas

Según los últimos datos de evolución de conflictos internacionales, las muertes por estos motivos se han incrementado un 400%, así como el número de conflictos

Por desgracia Diego Quino ya no está entre nosotros, pero seguro que hubiera sacado una de sus geniales viñetas, seguramente con Mafalda y Libertad, el último personaje de su tira, que pueden adivinar representa la libertad en sí. La viñeta, que a todos se nos viene a la cabeza, aunque no es autoría de Quino, es la de Mafalda gritando que paren el mundo que quiere bajarse. El propio Quino desmintió que fuera obra suya pues argumentaba que Mafalda nunca querría bajarse de este mundo, contrariamente quería quedarse para mejorarlo con o sin embajada, embajador o embajadora, por mucho que odie la sopa.

En fin, unos quieren mejorar el mundo y otros parece que justo lo contrario. El problema principal es que cada vez son más los que lo empeoran y muchos más los que estamos deseando bajarnos. Lo cierto es que no está el mundo para muchos chistes y cada vez se está poniendo peor.

Según los últimos datos de evolución de conflictos internacionales, las muertes por dichos motivos se han incrementado un 400%, así como el número de conflictos, y eso solo hasta el año pasado. Además de los ya consabidos de Rusia e Israel, que pareciera que solo existieran estos, aunque al parecer medidos con distinto raseros, cuando las víctimas no tienen género, religión ni nacionalidad, tanto son víctimas unos como otros. A día de hoy y sin visibilidad ni publicidad por parte ni de organismos internacionales ni de medios de comunicación existen conflictos en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria, en algunos de ellos a machetazos y desmembramientos, explotación sexual, violaciones y genocidios étnicos. Tampoco debemos olvidar aquellos regímenes donde las libertades, especialmente las de las mujeres, no sólo han desaparecido sino que rayan la esclavitud e incluso la tortura justificada. Para estos países, salvo honrosas excepciones, no escucho boicot, órdenes de arresto, repulsas y demás legítimas, por otro caso, condenas y denuncias públicas en tribunales institucionales.

Los especialistas achacan dicho aumento exponencial a una crisis económica, política, social incluso debido a los efectos del cambio climático. A estos añadiría, pese a ser tachado de conservador, una importante pérdida de valores, especialmente de la vida humana y del derecho a la individualidad frente a intereses económicos, geopolíticos o simplemente políticos.

Sin ánimo de ideas conspiranoicas, apocalípticas o teorías varias de los antiguos astronautas, no me extraña que se hayan multiplicado los avistamientos ovni; lo que no sé es cómo no nos han invadido aún los alienígenas.

Y mientras, nosotros preocupados por el gusto a la sopa de Mafalda y el disgusto de la sopa por no gustarle. Peleas de críos que no merecen ni una viñeta.

Suscríbete para seguir leyendo