El constructor José Antonio Romero fue el último de los imputados en declarar. Lo hizo ayer para señalar que nunca ninguno de los otros imputados le puso reparos o le denegó el pago de ninguna factura. Eran facturas que nunca superaban los 12.000 euros, porque si el presupuesto era mayor emitía varias facturas hasta "cuadrar los metros de obra" y que en algunas ocasiones repetían conceptos, aunque negó haber cobrado obras dos veces. Dijo: "Era mi forma de facturar" y solo de Enrique Tornero, que le pidió "que sacara el presupuesto del campo de Los Pitufos por capítulos de obra".

Romeró negó que el hecho de que en el 2007 no se presentara a las elecciones un partido político formado por descontentos con el PSOE, con un hijo suyo en la lista, tuviera algo que ver con que en 2007 y 2008 aumentara su facturación en 869.000 euros respecto a 2006, según un informe de Hacienda, ni que hubiera trato de favor por parte de la alcaldesa, con la que dijo, al contrario, no haberse llevado nunca bien.

Señaló que Mireya Conejero nunca trabajó para él y negó haber facturado por encima de los precios del mercado, como indica un informe de una perito judicial, que criticó.