Lo que en 1920 aparecía en los registros de matrícula industrial de Plasencia como un café se ha convertido en el bar-restaurante Español de la mano de la familia Valencia Martín, que lleva gestionando este establecimiento de la plaza Mayor más de 40 años. Por toda esa trayectoria, el próximo enero recibirá el mayor premio que entrega el ayuntamiento, un San Fulgencio.

Lo recogerá su propietario desde hace 16 años, Emilio Valencia Martín, hijo de José Antonio Valencia y Práxedes (Pachi) Martín, que lo gestionaron desde 1975 hasta el 2005, un total de 30 años.

«Para ellos, el bar era lo primero, era sagrado. Mi hermano y yo nos hemos criado en el bar», explica Emilio. 

Pero eso fue después de que regresaran de Estocolmo, donde él nació y sus padres habían ido a «buscarse la vida» . Ya en 1968, regresan a Plasencia y se hacen cargo del bar Monterrey y después del Español.

«Estuvieron funcionando algún tiempo con los dos bares a la vez, hasta que decidieron cerrar el Monterrey». Su madre ya había hecho famosos sus guisos, su perdiz, su conejo, su ensaladilla, con todos los productos caseros.

Emilio, al frente desde el 2005

Con 17 años, Emilio se pone a trabajar con ellos y en el 2005, con la jubilación de sus padres, se hace cargo completamente del negocio. Ya se había ampliado con la heladería anexa, pero él, además, lo refuerza al darlo de alta como restaurante y le suma además el espacio del antiguo Rialto.

En total, unas 170 plazas entre la terraza, que cuenta con 30 mesas y los distintos salones.

Para hacer frente al volumen de trabajo cuenta con una plantilla de 25 personas, nueve de ellas trabajando en tres cocinas. Para Emilio, el éxito del Español está en que «se puede venir a matar el hambre o a comer bien».

De sus productos destaca que son de la tierra, de kilómetro 0. Sobre todo, el cochinillo, ya que él mismo cuenta con diez cerdas, a las que cría a su gusto para dar la mejor calidad.

Además, «también innovamos, dándole un toque más moderno a los platos». Pone de ejemplo la presa ibérica al teriyaki y la pluma ibérica con salsa hoisin.

Todo se sirve en unas instalaciones que decidió reformar en el 2017 porque «había que cambiar las tuberías y el sistema de electricidad y decidimos tirarlo todo y darle una decoración sobria, al mismo tiempo que moderna, pero respetando la fachada, que es nuestra seña de identidad», subraya.

Relevo gracias a Álvaro

Porque no se olvida de sus raíces y por eso le provoca una «satisfacción grande» el premio San Fulgencio. Sobre todo por sus padres. «Este premio es para ellos».

Llegará además después del covid, que les ha afectado mucho, sobre todo «al principio, que nos pilló con 26 empleados y las cámaras hasta arriba porque empezaba el cerezo en flor».

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Agradece que, tras el confinamiento, «la gente joven nos salvó, hizo que los negocios empezaran a funcionar». También al ayuntamiento, por poder llevar la terraza a la bandeja central y los ICO y en las Edades del Hombre del 2022, Emilio ve una «oportunidad para recuperarnos como es debido y poner a Plasencia en lo más alto». 

Del relevo al frente del Español no tiene dudas porque su hijo Álvaro lleva 7 años formándose para seguir sus pasos. Su deseo: «que lleguemos a cumplir cien años más».