El sarcófago de Chernóbil, que desde hace 20 años cubre el reactor accidentado de la central, en realidad no tiene nada faraónico. La tapa, hecha con 410.000 metros cúbicos de hormigón y 7.000 toneladas de acero, fue construida deprisa y corriendo para impedir la fuga de materiales radiactivos tras la peor catástrofe nuclear de la historia, que ocurrió en la madrugada del 26 de abril de 1986.

En su interior hay todavía 200 toneladas de combustible nuclear que permanecerá radiactivo como mínimo durante los próximos 100.000 años. La acción del uranio ha dado lugar a la aparición de unas partículas que están deteriorando la estructura del recubrimiento. Debido a un error científico, la tapa diseñada para aguantar 30 años ha llegado al límite de fatiga con sólo 20 años transcurridos desde la catástrofe de Chernóbil y debería ser sustituida urgentemente por otra estructura.

El presidente ucraniano, Viktor Yuschenko, declaró el lunes que los trabajos de construcción de la nueva, con una vida útil de 100 años, comenzarán "este verano". Según el Gobierno, se prevé terminar la construcción, cuyo coste se estima en 970 millones de euros, en el 2010. El nuevo sarcófago, que cubriría al actual tendría una longitud de 150 metros, una anchura de 257 y una altura de 108.

Sacar el combustible

Sin embargo, los científicos rusos del Intituto Kurchatov de Moscú no comparten el optimismo de las autoridades ucranianas. "Desde 1997 ha habido decenas de intentos de comenzar la construcción de la nueva tapa. Sin embargo, todo sigue igual. Además, la verdad es que la construcción del segundo sarcófago no tiene sentido sin la consiguiente extracción del combustible nuclear. Y todavía nadie sabe cómo hacerlo", explicó a este diario uno de los científicos que trabajó en la central entre 1988 y 2000.

Sacar los 100 kilos de combustible nuclear que quedan costará al menos 20 millones de euros, según los cálculos sobre papel. El plan ruso, defendido por el Instituto Kurchatov, ofrece llenar con hormigón el espacio que hay bajo el obsoleto sarcófago, lo que costaría 250 millones de euros.

Ucrania tendrá que elegir antes de abril del 2007 entre la francesa Novarka y el consorcio norteamericano CH2M Hill para llevar a cabo la construcción del gigantesco arco protector. El acuerdo de Ottawa garantizaba inversiones y créditos.