Hasta tres y cuatro llamadas cada día recibía Miguel Ángel Varela por parte de la compañía telefónica Vodafone ofreciéndole distintas tarifas y promociones. Esta situación, que el zaragozano califica de "acoso", comenzó a finales de 2019 y se mantuvo de forma constante durante más de un año, llegando a causar a Varela problemas de salud y alteraciones en sus ciclos de descanso.

Han sido estos problemas de salud, concretamente un empeoramiento de las cefaleas crónicas que este zaragozano ya padecía, los que han servido como pruebas en el juicio que hace apenas una semana daba la razón a Varela y que obligaba a la empresa de telefonía a pagar una multa 6.000 euros por, señala la sentencia, vulnerar su intimidad y su descanso. Se trata de una decisión judicial pionera y que si se lleva al Supremo podría llegar a crear jurisprudencia.

La pesadilla de Varela comenzó de forma progresiva: "Al principio simplemente llamaban a mi línea personal, al fijo y a otra línea que tengo, luego empezaron a llamar a las 3 de la tarde, a las 9 de la noche y las cinco de la tarde y de forma constante", explica. "Yo les decía que no me interesaba, que no quería saber nada, pero seguían hasta llegar al acoso y a no dejarme descansar", añade Varela, que asegura que el bombardeo de llamadas era constante y diario. "Me llegó a llamar hasta Toby, el agente virtual de Vodafone", asegura.

La cuestión que ha permitido que se tomen acciones legales han sido las consecuencias en la salud del denunciante que ha tenido el aluvión de llamadas. "Yo entro a trabajar a las seis de la mañana y a las cinco me levanto de la madrugada, por las noches apenas duermo y es por las tarde cuando puedo descansar". Las insistentes llamadas provocaron al zaragozano una falta de sueño que se tradujo en mayores cefaleas y una necesidad de aumentar la medicación.

La situación de desesperación fue tal para el zaragozano que incluso llegó a "ceder al chantaje de Vodafone". "Durante el verano de 2020 llegué a contratar una tarifa con ellos para que me dejaran en paz y aun así las llamadas no pararon", relata. "Me fui de vacaciones y seguían llamándome porque había problemas para realizar la portabilidad", añade Varela.

La vía legal no fue el primer camino que tomo el demandante. "Primero me puse en contacto con ellos y les pedí que pararan, tuve que enviarles un correo con una documentación que me pidieron y durante unos días pararon pero al final todo volvió a ser como antes", explica Varela. El siguiente intento pasó por los servicios de atención al consumidor: "Entré en la página de la Agencia Estatal de Protección de Datos y vi que podía denunciar la situación a través de Autocontrol", continua el denunciante. Y aunque al principio surtió efecto, la solución duró unos pocos días. Luego volvieron las llamadas, recuerda Varela.

Fue en diciembre de 2020 cuando este ciudadano recurrió a los servicios del bufete de abogados Averum, especializado en defensa del Derecho al Honor, Intimidad y Propia Imagen, y el caso tomó entonces un cauce legal. "Presenté las pruebas, las grabaciones, los informes de mi médico que probaban que mi enfermedad se había agravado y que tenía que tomar más medicación", asegura Varela.

Ahora con la sentencia y a la espera de un posible recurso por parte de Vodafone, el zaragozano piensa si continuar con su investigación. "Me estoy planteando recabar toda la documentación que tengo y enviarla a la Agencia Española de Protección de Datos y ver si realmente se ha hecho un uso fraudulento de mis datos y porque yo pedí que se borraran y siguieron llamándome", se lamenta el denunciante.

Por su parte Vodafone lamenta los problemas causados al cliente pero insisten en que no ha sido la compañía la que ha realizado esas llamadas y aseguran que "en muchas ocasiones las operadoras se ven perjudicadas por llamadas fraudulentas emitidas por terceros".

Desde la Unión de Consumidores de Aragón, su presidente, José Ángel Oliván, asegura que esta es la única causa judicial de este tipo que hay abierta ahora mismo en la comunidad pero que aun así es un tema por el que reciben constantes consultas y reclamaciones.

Oliván recuerda que las empresas deben ajustarse a un horario y que no pueden llamar a partir de las 21.00 horas o en las horas posteriores a la comida. Además, recuerda que todos los usuarios tienen el derecho a adherirse a la denominada 'Lista Robinson' para no recibir este tipo de llamadas comerciales.