El pasado 9 de agosto acabó oficialmente la peor crisis económica que ha conocido el mundo desarrollado en décadas. Bruselas emitió ese día un comunicado en el que daba por finalizado este tremendo bache de diez años, alegando que el desempleo baja, el PIB comunitario crece, las inversiones aumentan y los bancos se fortalecen. Si esto es así... ¿en qué situación sale Cáceres de la crisis? No muy halagüeña. El paro continúa en niveles muy elevados, los salarios se sitúan entre los más bajos del país y las contrataciones siguen muy inestables. ¿Es este el panorama que corresponde a la ciudad? El Periódico EXTREMADURA ha hablado con los sindicatos, que consideran la situación preocupante con datos en la mano. La ciudad, y en general Extremadura, no pueden conformarse con haber llegado hasta aquí, porque la economía no tiene buenas perspectivas.

Hay mejoría, eso es indudable. La capital cacereña inició la crisis con 5.278 desempleados y llegó a dispararse hasta los 12.386 en el fatídico enero de 2014, más del doble. Por entonces la tasa de paro superaba el 25%. Dicho de otro modo: 1 de cada 4 residentes en Cáceres en edad, condiciones y con ganas de trabajar, no podía hacerlo. Las cifras han venido descendiendo paulatinamente, y de forma rápida en este 2017. Si enero empezó con 10.192 parados, el último dato de julio es el más bajo en siete años, con 8.953. Ahora bien, aún se registran 3.000 desempleados más que al inicio de la crisis (2007), y la tasa de paro se mantiene demasiado alta, en un inquietante 19,8%. Por cierto que las mujeres sin empleo en la capital cacereña (5.187) superan con mucho a los hombres (3.766).

Los datos ofrecidos por el Observatorio Socioeconómico de la Diputación Provincial, apoyados en la Seguridad Social, indican que Cáceres tiene en la actualidad 5.360 empresas (cifra de nuevo similar a la de hace ocho años). Si unimos los trabajadores del régimen general con los autónomos, también se aprecia una suave pero continua recuperación de las afiliaciones en la capital cacereña, pasando de 32.092 en junio de 2014 a 33.448 en junio de 2017.

Aunque lenta, hay recuperación. Y ahora vienen los ‘peros’ que empañan la situación de Cáceres en la supuesta salida de la crisis. Tanto los que conservan su empleo, como los que están buscándolo, o los que acaban de encontrarlo, tienen en su mayoría nóminas poco generosas. El salario medio en Extremadura se sitúa en 1.300 € mensuales, el más bajo del país, frente a un promedio nacional de 1.636 €. También ha sufrido la mayor reducción en los últimos cinco años (-3,9%) y la mayor pérdida de poder adquisitivo en el conjunto del país (-5,8%), según el V Monitor Anual Adecco sobre Salarios. El sueldo medio anual en Cáceres es también muy reducido, poco más de 14.000 € (frente a los 18.645 € de la media española), según los datos de la Agencia Tributaria. Incluso la ganancia por hora normal de trabajo solo baja de 13 € en Extremadura (12,8), tal y como recoge el Instituto Nacional de Estadística.

DEMASIADOS TEMPORALES / Y no solo los salarios. También las condiciones de las contrataciones dejan bastante que desear. «Durante el mes de julio se han suscrito 61.630 contratos en Extremadura (3.659 en la capital cacereña), de ellos 59.657 han sido temporales (96,7%) y solo 1.973 indefinidos. (3%). De los temporales, 29.837 contemplaban menos de un mes y 22.837 tenían una duración incierta al ser por obra o servicio. Con esta falta de seguridad en el futuro laboral, podemos imaginar las perspectivas de los trabajadores. Así se antoja difícil que sus vidas prosperen y que la comunidad mejore», explica Teodoro Casares, secretario de Formación y Empleo de UGT Extremadura. En el acumulado del año, desde enero se han firmado 381.238 contratos en la región, «de ellos 366.000 de carácter temporal», agrega.

Los problemas se agravan en función de las edades. Los mayores de 50 años solo ocuparon el 17% de todos los puestos dados de alta en julio, pese a ser un colectivo con especiales cargas familiares y problemas de movilidad geográfica. El paro juvenil sigue en niveles demasiado altos.

Además de los salarios bajos y las condiciones precarias, hay un tercer escollo: «Se incumplen los contratos y los convenios continuamente, se obliga a los empleados a trabajar más horas y a asumir funciones que no les corresponden por sueldos de miseria, hay mucho fraude, mucha economía sumergida», lamenta Alberto Franco, secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Negociación Colectiva de CCOO Extremadura. «En cualquier calle comercial encuentras personas trabajando con contratos parciales de 2, 3 o 4 horas, realizando jornadas de 10 y 12 horas», denuncia, a la vez que insta a la Inspección de Trabajo a realizar mayores controles.

«Existe mucha picaresca, se duplican las jornadas, hay pagos en negro y un uso irregular de contratos como el de Fomento de Emprendedores. Todo este tipo de triquiñuelas se completa con una reforma laboral que ha resultado nefasta», subraya el responsable de Formación y Empleo de UGT, preocupado por la deriva del empleo en una comunidad donde la Industria es débil y el peso se apoya en Agricultura y Servicios, sectores que sufren de lleno los males ya expuestos. «Y también llama la atención --añade-- que las ocupaciones más solicitadas sean peón agrícola, con 19.740 contratos en julio, los trabajadores cualificados agrícolas, con 2.200, y el personal de limpieza, con 2.591. Juntos suman prácticamente la mitad de todos los contratos realizados».

Por tanto, con esta situación, Alberto Franco asegura que «no se puede decir que hemos salido de la crisis». De hecho, los salarios no tienen visos de recuperarse. «En el 2016 se cerraron los convenios colectivos de Extremadura con una subida del 0,91% frente al 1% del IPC, el trabajador sigue perdiendo poder adquisitivo. El primer semestre se ha cerrado con una subida salarial del 1,23% en la región y con un aumento del IPC del 1,5», matiza el representante de CCOO. Si a esto añadimos que la hostelería y el comercio son las principales actividades económicas de la capital cacereña, «sectores en los que abundan los salarios de 750 € - 800 €», y que el resto de la comunidad es muy dependiente del sector agrícola (salarios bajos, precariedad en los contratos y alto fraude en la contratación), «entendemos que hay que intentar cambiar el rumbo. Nosotros vamos a tener un otoño caliente», anuncia Alberto Franco.

En cuanto a las posibles soluciones, este representante de CCOO considera que la patronal debe firmar «más antes que tarde un acuerdo salarial con los sindicatos en el ámbito regional, para salir realmente de la crisis. Aquí apenas tenemos industrias y dependemos de sectores con bajos sueldos y contratos precarios». El propio Gobierno insiste ahora en la necesidad de recuperar los sueldos.

«También exigiremos en todos los convenios las Cláusulas de Garantía Salarial, que permiten actualizar los sueldos con el IPC, y abogaremos por crear convenios regionales sectoriales que unifiquen los existentes (35), acabando con las desigualdades para trabajadores y empresas», detalla.

IMPULSO EMPRESARIAL / A juicio de Teodoro Casares, de UGT, la prioridad es la creación de puestos de trabajo capaces de absorber los casi 9.000 parados cacereños y más de 105.000 extremeños. «Las vías de solución no son fáciles, pero pasan por fomentar el empleo facilitando la llegada o creación de nuevas empresas y ayudar a las ya existentes a funcionar mejor, a ser punteras en los servicios que ofrecen».

Para ello resulta fundamental «que Extremadura deje de ser discriminada en las inversiones, que pueda disponer de unas comunicaciones decentes, como un tren que permita ir y venir a Madrid en una mañana, facilitando la movilidad laboral». Además, Teodoro Casares recuerda que «tenemos la mayor línea de frontera con Portugal y somos el camino más corto para que viajeros y mercancías lleguen a Lisboa y a los puertos portugueses, y de ahí a las rutas hacia el norte de Europa, de África o América».