Nueve trabajadores de Conyser se emplearon ayer a fondo en el número 9 de la calle Calaff, la casa del popular Eusebio el batería , para dar cumplimiento a la orden judicial que desde 2007 establece que su vivienda debe limpiarse "periódicamente". Además de los operarios de la empresa concesionaria, el ´dispositivo´ desplegado contó con varios agentes de la Policía Local, una dotación de bomberos --que tuvieron que forzar la puerta porque Eusebio no quería abrir-- y dos asistentas sociales del Imas.

Una vez que los bomberos abrieron la puerta y la Policía Local tranquilizó a Eusebio, que no entendía por qué tienen que llevarse sus cosas, las tareas se desarrollaron con normalidad y se extendieron desde las 10 de la mañana hasta las 17.30 horas, con una breve pausa para comer. En los trabajos de limpieza intervinieron 9 operarios de la empresa concesionaria del servicio de limpieza.

Ante la mirada incrédula de Eusebio, que tiene 65 años, fueron saliendo desde los balcones de su casa hasta el camión estacionado en la calle, kilos y más kilos de papel y de ropa --mucha de mujer y de niño--, aunque también trozos de madera, colchones y muebles en mal estado. En total, 4.500 kilos de restos que llenaron un camión y dos furgonetas. El mobiliario y los objetos que podían utilizarse quedaron en la vivienda. No había residuos sólidos.

EL TALLER En medio del caos iban apareciendo botes con dinero, un estuche con unas gafas, varias carteras, documentos médicos... todo lo que podía ser importante se le acercaba a Eusebio para que éste lo guardara en un bolso. El batería no quitaba ojo de los balcones y casi lo único que decía era "eso no lo tiréis". Con unas cosas tuvo más éxito que con otras. Sus gorras, por ejemplo, consiguió salvarlas. El insiste en que en su casa "no hay basura", y lo cierto es que no hay restos de alimentos ni olor insoportable, pero los operarios de Conyser comentaban que no se veía el suelo cuando entraron en la vivienda.

El taller que Eusebio tiene en las traseras de su casa (en la calle Casas de Sánchez) quedó sin inspeccionar porque Eusebio se negaba a abrirlo y la orden judicial hacía referencia únicamente al número 9 de la calle Calaff.

Una vez que concluyeron los trabajos de retirada, se desinfectó la vivienda. La última vez que se había hecho esta operación, ante las denuncias de los vecinos por miedo a un posible incendio y por la insalubridad, fue en agosto del 2007. En aquella ocasión la realizó la brigada de obras del ayuntamiento.

No muy lejos de la casa de Eusebio, en el número 39 de la calle Parra, tuvieron que intervenir también los bomberos por un conato de incendio sobre las 14.20 horas. Se quemó una olla y el humo alertó a los vecinos, sin mayores consecuencias.