La Asociación Madre Misericordia está celebrando por todo lo alto el centenario del nacimiento del Padre Leocadio Galán Barrena, uno de los personajes más representativos para la organización, no solo porque fue el que fundó la Casa de la Misericordia en 1939, sino porque él fijó las bases de cómo actuar con los necesitados: "Se ha pasado la vida haciendo el bien de manera extraordinaria. Su manera de actuar nos la transmitió a nosotros que seguimos sus pasos", explicó Javier Roero, uno de los sacerdotes encargados de la organización de los actos conmemorativos.

Con este motivo ya se ha celebrado una eucaristía en su honor y una conferencia sobre su biografía en la iglesia cacereña de Santo Domingo, donde además se ha podido visitar una exposición fotográfica con diversas instantáneas acerca de la vida de Leocadio Barrena. Los actos se prolongarán hasta comienzos del año 2011 (en octubre, por ejemplo, la Coral Universitaria interpretará un concierto en el Complejo Cultural San Francisco de Cáceres) y recorrerán otros municipios españoles como Madrid, Granada, Alcuéscar (Cáceres) o Calamonte (Badajoz), entre otros.

El Padre Leocadio Galán Barrena nació en Calamonte, provincia y diócesis de Badajoz, el 24 de febrero de 1910. Desde niño estuvo ligado a la iglesia, donde ejercía como monaguillo y con solo nueve años ingresó en el seminario de Badajoz. En 1931 terminó los estudios sacerdotales y al no tener edad para recibir las órdenes sagradas tuvo que esperar hasta el 29 de junio de 1932 en que, previa la dispensa canónica de edad, fue ordenado sacerdote en Badajoz. El primer destino pastoral de Leocadio fue de coadjutor en la parroquia cacereña de Alcuéscar, entonces diócesis de Badajoz. Llegó al pueblo el 2 de septiembre de 1932, y en él permaneció toda su vida. De la parroquia de la localidad fue después ecónomo en 1937 y párroco en 1944, donde estuvo hasta 1962 en que le fue aceptada la renuncia.

"Lo que realmente diferenciaba a Leocadio era la enseñanza. El ofrecía formación cristiana a través de las casas de la misericordia porque creía que las guerras eran fruto de la falta de formación", explicó el párroco. La Casa de la Misericordia de Alcuéscar atiende en estos momentos a 200 enfermos, a quienes dan de comer, visten, lavan y hacen de intermediarios con psicólogos o personal docente.