El tramo Sureste de la muralla de Cáceres experimentará una «mejora radical» en cuanto se realice la primera fase de restauración, que estará lista a finales de 2019, según los informes redactados por el ayuntamiento. El 11 de enero, tras décadas de espera, se conoció la llegada de las primeras ayudas destinadas a recuperar el elemento medieval más antiguo de la ciudad: 700.000 € aportados por los ministerios de Fomento y Cultura, cofinanciados con otros 300.000 ya incluidos en el presupuesto municipal. Esta inyección permitirá restaurar los 3 primeros tramos, desde la torre de Hernando Pizarro hasta el Arco del Cristo, del total de 14 en los que el Plan Director de la Muralla divide sus 1.140 metros. El objetivo es completarlos en una década, pero costará 10,5 millones de €, solo financiables a través de este tipo de ayudas.

El sector Sureste, conocido como Mural de San Marquino, es el alzado más visible de la muralla y también el peor conservado, por eso copa la primera fase de las obras. Sufre las deficiencias más importantes y urgentes, según el Estudio Patológico Integral de la Muralla (2007). Los estudios físicos-químicos y fotogamétricos del plan director así lo confirman. En resumen, el trabajo se prevé arduo y su mejora resultará especialmente visible.

LOS DAÑOS / La mala conservación de este sector genera «grandes humedades», el «desprendimiento de revestimientos» y una amalgama de «reparaciones puntuales poco afortunadas», según explican los estudios del ayuntamiento. De tal modo que sus espacios y elementos están en desuso o registran menor tirón turístico del que debieran. Hay que tener en cuenta que, en general, el sistema constructivo más extendido en la muralla se compone de un basamento de mampostería de cuarcita con mortero de cal y otros añadidos, sobre el que se asientan las diferentes bancadas de tapial de tierra mezclada con cal, a la que también se añadían distintos áridos como grabas, cantos rodados y lajas de piedra, además de fragmentos de ladrillos y tejas machacados, «responsables del color característico de la muralla de Cáceres», indican los informes.

La antigüedad de la estructura, levantada en el siglo XII por los almohades sobre la primitiva fortificación romana, ha generado con el paso de los siglos numerosos daños. Los más frecuentes se deben a factores ambientales (agua, radiaciones, temperaturas, contaminantes del aire, viento...), de tensión (peso de las estructuras) y biológicos (microorganismos, hongos, bacterias y vegetación), pero también a factores derivados de la construcción y su utilización. De hecho, llegado el siglo XVIII se permitió demoler trozos de la muralla justificando que era un elemento inútil que afeaba la villa, y las casas incluyeron los torreones como habitaciones, o se utilizaron sus fragmentos como si fuesen muros o material constructivo, según recuerda la catedrática María del Mar Lozano Bartolozzi en sus estudios.

Por ello, los trabajos se centrarán en la restauración y conservación del recinto amurallado desde esta primera fase. «Por un lado se priorizarán todas las acciones encaminadas a paliar el deterioro físico-químico de los materiales que conforman el monumento: tapial, encintados, tierra, morteros y mampostería. Para ello se trabajará con especial atención y prioridad sobre las causas del deterioro», recoge el informe municipal enviado a los ministerios para solicitar las ayudas. Después se iniciarán las tareas de eliminación de las alteraciones propiamente dichas (manchas, vegetación, meteorizaciones, pérdida de material, grietas...).

RECUPERACIÓN DE ELEMENTOS / Además, el plan contempla una mejora realmente importante: la reconstrucción de algunos volúmenes perdidos en aquellos puntos que afecten a la correcta lectura de la unidad de la muralla, o bien porque sea necesario recuperar el uso de un elemento deteriorado, o dinamizar su puesta en valor, e incluso su uso turístico. Y ello porque este proyecto no solo incluye la adecuación de la muralla, sino también la dinamización socioeconómica de sus espacios (torres, lienzos...) siempre que sea posible. De hecho, contempla intervenciones encaminadas a la puesta en valor de estos enclaves desde el punto de vista turístico, social, cultural y patrimonial, de modo que pueda ampliarse la oferta tanto a los ciudadanos como a los visitantes.

POSIBLES ESPACIOS VISITABLES / En este sentido, según apuntan los informes del propio ayuntamiento, tiene gran potencial para su apertura la torre del Río, a pocos metros del Arco del Cristo. Del mismo modo, al reformar este sector de muralla se podrá hacer un mejor uso de espacios ya abiertos como el Olivar de la Judería, el Baluarte de los Pozos o el Jardín de San Roque. El propio Plan Director de la Muralla plantea conectar el Olivar de la Judería con el baluarte mediante unas escaleras, y también adaptar el inmueble del Arco del Cristo para convertirlo en alojamiento o centro de investigación. De igual modo se verán mejoradas las condiciones del Barrio Judío, puesto que la muralla configura su cierre exterior, un barrio que además podría incrementar su promoción turística si se añaden espacios visitables. El ayuntamiento insiste en sus informes en el objetivo de aumentar la estancia de los visitantes en Cáceres (actualmente en torno a 1,8 días).

En definitiva, la recuperación de la muralla «redundará en una mejora radical de todo este tramo tanto en su conservación como en su percepción visual y en su disfrute». Según los técnicos de los departamentos municipales que han realizado los estudios (Urbanismo, Intervención, Turismo, Secretaría, Sistema de Información Geográfica y el propio Consorcio Ciudad Histórica), la restauración del primer tramo «tendrá consecuencias inmediatas en la regeneración del entorno», tanto física (consolidación de los lienzos y torres) como visual (paisajística, turística, urbana...) y funcional (lugares visitables).

Las obras comenzarán por el sector comprendido entre la torre de la calle Hernando Pizarro y el Arco del Cristo. Incluye dos torres albarranas, dos torres de flanqueo, dos lienzos de paso albarrano, tres lienzos de muralla, un lienzo de antemuralla (o barbacana), una puerta y un baluarte. A continuación se detallan los trabajos en los nueve tramos, según el plan director.