La bacteria Xylella fastidiosa, la mayor amenaza de olivos, almendros y otros cultivos mediterráneos, es la causante de una enfermedad que solo se controla arrancando el árbol infectado. Ahora, un equipo de científicos ha creado un método que detecta su presencia antes de que produzca los primeros síntomas.

Los detalles del nuevo método, desarrollado por un equipo internacional de investigadores en el que han participado científicos del CSIC, se han publicado recientemente en la revista Nature Plants.

Xylella fastidiosa es una bacteria identificada por primera vez en California, en 1891. Desde allí, se expandió a Brasil y a otros países del sur del continente americano.

El comercio global y las exportaciones de café de Costa Rica introdujeron este patógeno en Europa que fue detectado por primera vez en la región italiana de Apulia en 2013, donde ha destruido cientos de miles de olivos, muchos de ellos milenarios.

Tras este primer brote europeo que sigue sin controlar, la plaga se propagó a Córcega (Francia), la Riviera Francesa y España.

En nuestro país, la Xylella fastidiosa ha sido detectada en diversas plantas en las Islas Baleares (en octubre de 2016), Alicante (junio 2017) y Almería, y también en un olivo en Madrid.

La bacteria presenta tres subespecies, cada una de las cuales afecta mas a unas especies de interés agrícola que a otras y se transmite tanto por insectos que se alimentan de los conductos de la savia (xilema), como por el comercio y distribución de plantas ya contaminadas.

Hasta ahora, la principal medida de contención de la plaga en toda Europa ha consistido en arrancar los olivos y plantas infectadas como acebuches, viñedos, árboles frutales (almendros, cítricos, etcétera), y plantas ornamentales y aromáticas, principalmente.

Combatir y erradicar esta plaga es una de las prioridades de la Comisión Europea cuyos investigadores han desarrollado un nuevo método que permite detectar la presencia de este patógeno antes de que aparezcan los primeros síntomas visibles, lo que supone una gran ventaja para combatir la plaga. Uno de ellos es Pablo Zarco-Tejada, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), actualmente investigador en el Joint Research Centre de la Comisión Europea.

Zarco-Tejada y su equipo han desarrollado un nuevo método basado en cámaras hiperespectrales y con sensores térmicos que, instalados en drones o aviones tripulados, sobrevuelan las áreas que se quieren evaluar.

Las cámaras registran los cambios fisiológicos y bioquímicos que se producen en una planta afectada por la enfermedad antes de que sea detectable para un fitopatólogo con métodos visuales.