Ataviado con gorra verde militar, una camiseta blanca y unos vaqueros arremangados. De esta guisa pudo verse el miércoles a Bruce Springsteen en las playas donostiarras. Como uno más.

Acompañado por su inseparable esposa, Patti Scialfa, con quien comparte cama y escenario desde hace 17 años, y por sus hijos, que disfrutaron de lo lindo en las frías aguas de la Zurriola, gozaron de una larga tarde de sol y playa (dicen que pasaron allí 4 horas). El Boss, que llegó andando desde el hotel, dando un romántico paseo junto a su mujer, se protegió del sol bajo una sombrilla, ocultándose de paso.

DE MUSEOS Y TAPAS. Tras unos muy bien aprovechados días en Euskadi, donde los Springsteen visitaron el acuario y algunos restaurantes, además de disfrutar de paseos por la playa de la Concha y de una visita al museo Guggenheim de Bilbao; la familia viajó en avión privado a Madrid, donde anoche el de New Jersey, a punto de cumplir 59 años, volvió a sudar la camiseta.

Y del Bernabéu al Camp Nou. Hoy mismo el artista, que convierte su gira en unas entrañables vacaciones en familia por la geografía española, se desplazará hasta Barcelona, donde este fin de semana ofrecerá dos esperadísimos conciertos. La pregunta es: ¿podrá el artista disfrutar de la capital catalana de la misma forma que lo ha hecho de la bella ciudad vasca, o le acosará la fiebre de la springsteenmanía ?