La plaza de España es lugar de encuentro. Paseos. Críos jugando. Madres haciendo punto. Algún forastero tomando un refresco y cuidando que un balón no le parta las narices.

Antes se daban conciertos al anochecer, costumbre que ha desaparecido. Los jóvenes se enamoraban dando vueltas a la fuente. Hay palomas. Se les echa de comer. Un palomo esta cojo, le falta una pata, tiene el pico roto y sus dificultades las supera con el cariño de los emeritenses. Eduardo Valdés pregunta por él cada vez que pasea por la plaza. Le buscamos. Siempre se encuentra al lado del quiosco Joaquín, frente a la concatedral.

¿Por qué se dirá?: "eres más maricón que un palomo cojo" . Está siempre solo. Sin compañía. Ni masculina ni femenina. Lo de la homosexualidad de los palomos no la he entendido nunca. ¿Por qué son maricones sólo los palomos cojos?

En Mérida hay lugares con cierta cojera. El río Guadiana está precioso. Contemplar la zona del puente de Hierro, por donde pasa el ferrocarril, hasta al puente Lusitania se nota que se preocupan y cuidan: césped cortado, flores, árboles y arbustos con riego por goteo...

Desde el puente Lusitania al Romano crecen jaramagos. Esta zona cojea. Cojera que aumenta desde el puente Romano al Nuevo y desde el Nuevo a la isla. Pero no quiere decir que sean maricones, sólo que cojean. Qué culpa tendrá el palomo por faltarle una pata y encina con el pico roto. Como para besar.