Las asociaciones de vecinos del barrio El Perchel, junto con los inquilinos de las calles Ronda Sur, República Argentina, Avenida Magisterio y del Molinillo, se han unido al medio centenar de residentes de la zona del ferial con el fin de protestar en conjunto contra el botellón , que desde hace un mes se viene celebrando en el recinto ferial. La primera medida que adoptarán los vecinos será remitir una nueva carta al alcalde, Rafael Mateos, exigiendo que esta práctica juvenil se traslade a otra ubicación, lejos del casco urbano. En caso de que el Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata no atienda esta petición, ahora respaldada por más de 400 vecinos, se optará por la vía judicial. Los afectados denunciarán ciertas situaciones que se suceden en el botellón y que a su juicio son "ilícitas".

Así lo explicó José Antonio Muñoz Serrano, uno de los vecinos del ferial, al término de la reunión. Según dijo, "desde un principio se ha optado por la vía del diálogo, pero si el ayuntamiento no hace caso habrá que recurrir a la vía judicial". Sobre este extremo, Muñoz recordó que ya han transcurrido quince días desde que los vecinos solicitaran una reunión con el alcalde, sin que hasta la fecha hayan recibido contestación alguna por parte del ayuntamiento.

MOLESTIAS CONTINUAS

Los afectados aseguran que las molestias ocasionadas por el botellón se están acentuando cada vez más: "Ya no se conforman con venir sólo los fines de semana, sino que a diario también se concentran grupos para beber, y como no hay vallas, acceden con los vehículos al recinto", afirma otro vecino. Desde el colectivo se señala que las acciones judiciales se harían ante la Junta de Extremadura en materias relacionadas con sanidad y menores.

Por otra parte, vecinos de la calle Marqués de Salamanca han mostrado de nuevo su malestar, ya que, según afirman, numerosos jóvenes vuelven a hacer botellón junto a la rotonda de San Marcos (donde se celebraba antes del verano), en las traseras de las naves industriales que allí se ubican. Estos mismos ciudadanos aseguran que en los fines de semana se llegan a concentrar hasta un centenar de jóvenes, que dejan el lugar lleno de cristales y suciedad.