El Gobierno se comprometió ayer a que las zonas devastadas por los incendios, como el que ha calcinado 3.000 hectáreas en Las Hurdes, sean consideradas prioritarias en el próximo plan de reforestación que contempla plantar 45 millones de árboles. El que el Ejecutivo nacional ya se haya comprometido a aportar los árboles necesarios para repoblar los montes hurdanos es una buena noticia que, como es habitual en estos casos, trae aparejada la polémica sobre si lo más conveniente es la repoblación con especies de rápido crecimiento, como el pino, o con especies autóctonas, más lentas pero menos "inflamables". Los ecologistas y Los Verdes piden, en este sentido, que en Las Hurdes se planten encinas, alcornoques y madroños.

La política forestal no puede estar enfocada pensando, antes que en cualquier otra consideración, en los que prenden fuego al monte, ni se debe elegir una u otra especie de árbol en función de si tiene resina o no, si arde con más o menos facilidad, porque eso sería caer en las redes de los que se dedican a destruir la riqueza forestal por intereses que son independientes del tipo de árbol al que le prendan fuego. La política forestal debe hacerse en función de intereses económicos, sociales y ambientales y si, en función de ellos, hay que plantar especies autóctonas que se planten, y si no, que no se planten.