Tantos contenedores eran lanzados por las calles del Berrocal, ante la lógica denuncia vecinal, que el servicio municipal de limpieza optó por encadenarlos, con lo que los empleados tienen que liberarlos todos las noches para vaciarlos en el camión de la basura. Es un inconveniente, pero la manera que ha encontrado de evitar actos vandálicos denunciados en varias ocasiones por sus afectados. Alguno incluso sufrió desperfectos en su coche, cuando uno de los contenedores, que caía rodando, le golpeó mientras lo tenía aparcado en la calle.

La de poner candados a los contenedores no es una medida popular entre los vecinos, que echan en falta otra, como es la de la vigilancia policial contra los actos vandálicos. "El ayuntamiento nos hizo creer que la ordenanza antivandálica iba a ser la panacea", lamenta un residente del Berrocal, junto al ferial municipal.