El feriante acusado de matar a su empleado en Coria (Cáceres) en enero de 2016 ha declarado que "fue un desgraciado accidente" y que en el forcejeo de la pelea la víctima "cayó al suelo sobre el cuchillo" que el hombre había cogido.

"Son desgracias que pasan, ahora mismo me cambiaría por él porque para mí era como un hijo", ha declarado hoy el acusado ante el jurado, compuesto por seis hombres y tres mujeres, que ha dado comienzo hoy en la Audiencia Provincial de Cáceres.

El procesado se enfrenta a una petición por parte de la Fiscalía de 12 años y seis meses de prisión por homicidio consumado, mientras que la acusación particular, ejercida por Ángel Luis Aparicio, eleva el delito a asesinato y solicita 18 años de prisión.

Por su parte, la defensa ejercida por el letrado Antonio Fernández ha señalado que fue en defensa propia y ha solicitado la absolución y, de no entenderse así, que se trata como un homicidio imprudente.

El Ministerio Fiscal ha mantenido que el 21 de enero entre las 9 y las 10 de la mañana, el acusado, de profesión feriante, se encontraba en el interior de la autocaravana de su propiedad, donde residía, cuando llamó a la puerta el finado, de 40 años.

El acusado ha declarado que llevaban 14 años trabajando juntos y que "nunca habían tenido problemas" y que le "sorprendió" que llamara a su caravana para comunicarle que dejaba el trabajo.

Entonces, todas las partes coinciden en que comenzó una discusión, en el transcurso de la cual, el fallecido "le agarró de la pechera de la camisa y le metió hacia el interior de la autocaravana, iniciándose un forcejeo entre ambos".

A partir de ese momento es cuando las distintas partes representadas en el juicio han diferido y mientras la defensa y el acusado han defendido que "cogió el cuchillo sin pensarlo y al caer al suelo se le clavó".

La Fiscalía apunta que el acusado, con "ánimo de acabar con la vida de su socio", le asestó una puñalada con un cuchillo "jamonero" en el tórax, quedando la víctima inmóvil en aquel momento.

La acusación particular va más allá y ha señalado que "no hubo forcejeo" y que la puñalada la recibió el finado "sin posibilidad de defenderse".

Asimismo, el acusado ha defendido que la "situación le superó" y que "tras echarle agua en la cara y ver que estaba muerto", ha señalado "echó el cuchillo al lavabo y la ropa a la lavadora sin pensar y se fue a casa de su hermana", desde donde se entrego a la Guardia Civil una vez estuvo mas tranquilo.

Sin embargo, para las acusaciones es una prueba de "querer borrar las huellas del crimen".

El empleado sufrió una perforación en el pulmón y en el corazón, provocándole una hemorragia aguda y parada cardiorrespiratoria que le provocaron la muerte de forma inmediata.

Además la Fiscalía solicita el pago de una indemnización a la hermana del fallecido de casi 48.000 euros.

A lo largo de la sesión de mañana y tarde declararán los guardias civiles que intervinieron en la causa, los forenses y los familiares del acusado y del fallecido, con todos los informes, pruebas y testimonio los miembros del jurado tendrán que dictar un veredicto.