Una administración ágil y empática para garantizar inversión y empleo en Extremadura

Expedientes acumulados en una administración

Expedientes acumulados en una administración

Editorial

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Extremadura repitió como región menos competitiva el pasado año 2023, según los indicadores del Consejo de Economistas de España. A pesar de los ligeros avances que elevan la media del último ejercicio, la comunidad lleva ya siete años como “farolillo rojo” del desarrollo, pese al escenario de grandes oportunidades dibujadas en proyectos que aún deben echar a andar de manera efectiva para hablar de un antes y un después en la economía extremeña.
Cuando se pregunta a los empresarios de Cáceres y Badajoz sobre las demandas principales que contribuyan a crear riqueza, la respuesta siempre es coincidente: suelo industrial (barato), ventajas energéticas por ser un territorio decisivo en la producción que alimenta los negocios de toda España y la imprescindible mejora de la tramitación administrativa que conlleva la creación y el mantenimiento de las empresas, además de esas infraestructuras de calado que siguen pendientes en la región.
El problema que puede suscitar la burocracia, necesaria, por otro lado, como garantía y control de las inversiones, se agudiza cuanto más pequeño es el tamaño de la empresa. Es el caso de muchas en Extremadura, sobre todo en la provincia de Cáceres, donde el 90% tienen cuatro o menos empleados. Un reciente estudio asegura que los pequeños empresarios dedican hasta un 20% de su jornada a gestiones que tienen que ver con las exigencias administrativas. Y esas horas se detraen del horario que debería consagrarse a la producción plena.
Sin personal especializado, con un margen de ganancias, cuando las hay, cada vez más ajustado, las pymes y micropymes se enfrentan a un galimatías que abarca desde la fiscalidad a la aplicación de nuevas normativas que se van aprobando para la necesaria mejora social de los empleados, pero cuya gestión puede convertirse en un auténtico calvario para los pequeños emprendedores y los autónomos.
Las empresas grandes tienen mayor facilidad para adaptarse a los cambios y captar inversión. Pero los territorios donde domina el universo de las pymes y las sociedades familiares ven agrandarse la brecha abierta frente a comunidades autónomas que cada vez acaparan más pedazos de la tarta del progreso como Madrid o el arco mediterráneo.
Los empresarios de Cáceres daban rienda suelta a su agobio en este periódico esta misma semana, al hablar de las dificultades que representa el obligado cumplimiento de la batería de hasta ocho novedades legislativas que han entrado en vigor este año y que van desde establecer un Plan de Igualdad a las nuevas cuotas de autónomos. Se incluyen toda clase de protocolos, indispensables para erradicar cualquier tipo de discriminación en los puestos de trabajo, pero que suponen añadir peso a los empleadores de menor dimensión, los que tienen recursos limitados para crear y atender las distintas demandas administrativas, algunas de las cuales llevan aparejadas sanciones en caso de incumplirse.
El proceso de digitalización de la empresa en Extremadura se ha convertido en una prioridad para todas las instituciones. Un objetivo expresado directamente desde la propia Junta, que reconoce que debe ser la transformación digital de la administración, ya en marcha, la que se convierta en el referente para el sector empresarial.

Una burocracia que es transversal, como lo es la propia relación de las empresas con las distintas instituciones involucradas en el día a día de su funcionamiento, por lo que otro de los requisitos indispensables es la coordinación entre organismos, que tan a menudo se echa en falta y que acarrea nefastas consecuencias para la inversión

Los problemas se hacen extensivos a la captación de subvenciones en un marco tan decisivo como el actual, cuando se va a empezar la segunda etapa del Plan de Recuperación. Extremadura representa un buen ejemplo en la distribución de los denominados “kit digitales” para que las pymes puedan sumarse a esa digitalización que ya forma parte del presente del mundo de la empresa y de la sociedad en general. Pero no basta con dotar de herramientas, es necesaria la formación y el asesoramiento, personal administrativo que ayude al empresario a atravesar ese, a menudo, intrincado bosque de trámites.
Una burocracia que es transversal, como lo es la propia relación de las empresas con las distintas instituciones involucradas en el día a día de su funcionamiento, por lo que otro de los requisitos indispensables es la coordinación entre organismos, que tan a menudo se echa en falta y que acarrea nefastas consecuencias para la inversión.
Una administración más ágil y más empática con los emprendedores, es, por tanto, el objetivo que deben marcarse los ayuntamientos, diputaciones, autonomías y Gobierno central para alcanzar el objetivo de más y más empresas exitosas que encuentren facilidades para implantarse en el territorio extremeño y crear los puestos de trabajo necesarios para establecer las bases de un futuro próspero.