Los cuatro acusados de defraudar 331.120 euros a una gasolinera y a una empresa almacén mayorista de Olivenza engordando las facturas en el repostaje de gasoil niegan su implicación en los hechos. Ayer se celebró la primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz, donde respondieron a las preguntas de la Fiscalía y de sus abogados. Hoy declararán varios testigos y peritos, y mañana tendrán lugar las alegaciones finales.

En el interrogatorio, el Ministerio Público les preguntó si llegaban incluso a registrar cantidades de litros superiores a la capacidad máxima de los depósitos de los camiones que conducían, y tanto los dos trabajadores de la estación de servicio Puente Ajuda SL (Iberdoex) como los de Almacenes Delgado e Hijos SL respondieron rotundamente que no. Los empleados de esta última compañía, además, también afirmaron que no intentaban coincidir adrede con los otros dos acusados para poder llevar a cabo el fraude.

Ambos manifestaron que los propios almacenes obligaban a sus trabajadores a acudir a aquella gasolinera a pesar de que, en muchas ocasiones, esta no contaba con suficiente combustible para abastecer a toda su clientela.

Es por eso que, según ellos, no era infrecuente que repostasen varias veces en un mismo día, y en lugar de registrar cada operación en una factura individual, las juntaban todas al final de la jornada, motivo con el que explicaban que la cantidad de litros final fuese superior a la capacidad de sus depósitos.

Los trabajadores de la gasolinera, por su parte, también aclararon el desfase de gasoil en los surtidores. Aparentemente, la estación de servicio Puente Ajuda no está conectada a la red eléctrica, sino que funciona mediante un grupo electrógeno que, supuestamente, se abastece del suministro de la propia gasolinera. J.J.A.S. y J.L.P. aseguraron que sus jefes les pedían que rellenasen esos tanques pero sin una justificación escrita de por medio, de ahí la diferencia.

El modus operandi

Tras el interrogatorio de los acusados, le tocó el turno a los guardias civiles que se encargaron de la investigación. Dos de ellos explicaron la forma en la que supuestamente estas cuatro personas llevaban a cabo la estafa. Tras inflar las facturas de gasoil, se repartían efectivo de la caja de la gasolinera correspondiente a las cantidades defraudadas.

Así, en un primer momento, y como manifestó ayer uno de los agentes, la perjudicada principal podría parecer la gasolinera, pero nada más lejos de la realidad, ya que las cuentas de la misma cuadraban debido a los pagos que Almacenes Delgado e Hijos SL hacía vía domiciliación bancaria por un combustible que no había disfrutado.

Los empleados de la estación de servicio ya habían tratado de esclarecer esta cuestión antes, afirmando que sus jefes solían coger dinero de la caja sin registrar por escrito dichos movimientos.