Cuando Manolo, el herrero, Agustín, el carpintero, o Toni, la carnicera, dan un paseo durante estas fechas por Villar de Rena se ven a sí mismos. Y no es que se vean precisamente reflejados en un espejo, sino más bien en el que probablemente sea el belén más popular de toda la provincia pacense y en el que los propios vecinos están representados a través de sus figuras. «Al principio la gente se lo tomaba a guasa, pero ahora todo el mundo quiere aparecer en el Belén». Así de claro cuenta Nereo Ramírez, el alcalde, cómo los vecinos de Villar de Rena cada vez se muestran más participativos con el que a día de hoy es su principal atractivo turístico. A través de sus más de 500 metros de recorrido están representados distintos personajes propios y extraños de cualquier Belén. Todo ello a través de 34 piezas de personas, 60 de animales y otros tres centenares más de piezas de distintos tipos. Vamos, lo que es un portal de Belén a lo bestia.

Una de las piezas del Belén de Villar de Rena. El Periódico

Con la de este año ya son cinco las ediciones en las que en este pequeño municipio se organiza esta particular actividad de más de un mes de duración en la que cada año se implican más vecinos y con la que atrae a miles de visitantes. Ramírez, orgulloso villariego, destaca el trabajo y la labor que desempeñan sus paisanos durante todo el año para llevar a cabo este Belén y lo pone en valor. «En las figuras utilizamos material reciclado que nos trae la gente como ropa, telas o periódicos», detalla. La colaboración ciudadana es uno de los pilares fundamentales de este belén colaborativo y municipalista. «Las figuras las elabora la gente del pueblo a base de su altruismo y voluntariedad», señala Ramírez. ¿Pero cómo es el recorrido? Nada más llegar, junto a la iglesia, se simula el castillo de Herodes. O ‘Heroda’, como la llama Ramírez. «Nuestro Belén también es reivindicativo y en este caso Herodes es una mujer, como símbolo al techo de cristal de las mujeres», arguye el primer edil.

Unos niños de Villar de Rena junto a uno de los motivos del Belén. El Periódico

No es el único símbolo. También hay otros como lazos morados contra la violencia de género e incluso uno de los pajes de los reyes luce un tatuaje con la bandera LGTBI. De ahí se pasa a otro entorno en el que se observan varias figuras animales: un elefante, un camello y un caballo. Uno para cada rey mago. De esas figuras se pasa a otro entorno donde se puede ver a Virginia ordeñando una vaca cuyas manchas negras reflejan el mapa de Extremadura. Tras cruzar la calle, Paco y Matías aran con su buey el espacio destinado a la agricultura. «Esa es nuestra principal actividad económica», recuerda el alcalde. Incluso tienen hueco para un pequeño huerto con ajos y cebollas -reales, no se vayan a pensar-. Todo ello para decir adiós en el portal con María, José y el niño Jesús.

Momento del ordeño de una vaca con el mapa de Extremadura en su lomo. El Periódico

Este es el resultado de una idea que tuvo años atrás el desaparecido Alfonso González, a quien el alcalde está muy agradecido. No obstante, se calcula que el impacto económico que generará este año el Belén en la localidad será de unos 80.000 euros. Incluso, durante estas fechas, se crean entre cinco y seis nuevos puestos de trabajo en bares y restaurantes de la localidad. En definitiva, un belén que ha dado mucha vida a este pueblo de medio millar de habitantes.

Unos niños observan una escena del Belén de Villar de Rena. El Periódico