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REPORTAJE

El niño prodigio del piano llena el Gran Teatro

Edwin Zúniga, de 9 años, hizo piruetas con sus dedos y conquistó al público.

El niño prodigio del piano llena el Gran Teatro

A los cuatro años estudiaba violín y trompeta y anoche, ya con 9, debutaba en el Gran Teatro. Edwin Zúniga Flores, el niño prodigio cacereño, hizo piruetas con sus dedos y dio forma a las mejores sinfonías de Mozart y Beethoven, con las que logró conquistar al público que abarrotó la platea y que aplaudió su concierto.

El virtuosismo de Edwin dejó ayer tan boquiabiertos a los cacereños como a los profesores que lo han escuchado en diversos conservatorios. Y es que su currículum impresiona. Comenzó a estudiar piano a los 3 años de la mano de su madre, la pianista María Isabel Flores Rubio. Luego continuó con su padre, Edwin Zúniga Reyes, y ahora compagina su formación en el Colegio Prácticas con sus estudios en el Conservatorio Hermanos Berzosa, donde cursa segundo de grado elemental.

A los seis años Edwin ofreció sus primeros conciertos. Lo hizo en Cordobilla de Lácara y en el Aula de Cultura de Caja Extremadura, donde en una entrevista con EL PERIODICO ya confesaba su pasión por el piano. "Solo miro mis manos y me dejo llevar por la música, no me da miedo el público ni me pongo nervioso". Anoche volvió a demostrarlo y tocó resolutivo piezas de Chopin y Tschaikoswsky.

Cáceres, 2016

El concierto formaba parte del programa que desarrolla el ayuntamiento dentro del proyecto Cáceres 2016. Al acto asistieron el alcalde, José María Saponi, acompañado de su esposa; y la concejala de Cultura, Cristina Leirachá, que siguieron al niño prodigio desde el palco. También acudieron José Higuero, uno de los padrinos del pequeño; la presidenta de la Asociación de la Prensa de Cáceres, Angeles Luaces; y varias cadenas de televisión.

Edwin, que es zurdo, también dio rienda suelta a la imaginación y mostró algunas de sus composiciones, de entre las que destacan la suite Aires del Guadiana . El pequeño, que ensaya cuatro horas al día, sueña con llegar a ser director de orquesta, también con comprarse un piano de cola y, como no, con estudiar en Viena, la cuna de Mozart. Si sigue así, seguro que lo conseguirá.

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