Los sexólogos son unas beneméritas personas que tratan de explicarte lo que debes hacer para sacarle el mayor provecho a tu sexualidad y a sus diversas manifestaciones. Desean que salgas de la rutina y encuentres cada vez nuevas sensaciones. ¡Qué maravilla!

Supongo que tendrán asignaturas prácticas. Te recomiendan tener fantasías sexuales. Que no son tan difíciles, pues resulta que una de ellas consiste en imaginar que te lo montas con la vecina del cuarto en el ascensor. Como si para eso fuera necesario tener mucha fantasía. Lo que se necesita es tener una vecina de buen ver en ese piso y que se te insinúe, porque tu estás siempre dispuesto a ello y en cualquier lugar. A lo mejor tienes que cambiar de vivienda. También te animan a que la practiques en tríos. Mucho exigir va a ser eso.

Pero el problema es otro. Porque a la gente de mi generación nos educaron en la creencia de que las tales fantasías eran en realidad "malos pensamientos". Se podía pecar "de palabra, obra, pensamiento" y hasta omisión, con el agravante, y la canallada, de que tenía la misma gravedad pensar que obrar y por lo tanto te garantizaban una temporadita en el infierno a menos que se los contaras al padre José, que te quitaba la pena previo rezo de "Un Ave Magía".